NaNoWeek semana 2: Ganando por los pelos.
¿Recordais cuando la semana pasada os dije que los word-counts de la gente me motivaban a escribir? Pues también lo hacen los fines de semana sola en casa sin nada mejor que hacer. Por si no lo sabíais (por el título de la entrada, mi perfil del NaNo o mis redes sociales) ayer acabé el NaNoWriMo tras pasarme el fin de semana sentada en mi escritorio salvando todas esas palabras que no escribi en Portugal.
Sí, digo por los pelos porque lo dejé en 50042 aunque seguramente si hubiera estado en un sprint habría escrito más. Pero, ¿sabéis ese momento cuando cruzas la meta de un maratón y toda tu adrenalina se agota drásticamente y te tiras en el suelo? Así estuve yo ayer. Solo que tirarme en el suelo significó ir a la nevera a por algo para celebrar mi victoria.
Pero no nos adelantemos y vayamos día por día. La semana pasada, cuando os escribi, llevaba 29k y todavía era por la mañana, como hoy. Terminé el día con 32004 palabras gracias, cómo no, a los sprints y a los mensajes de ánimo por twitter. La comunidad del NaNoWriMo es muy amable e inspiradora, sobre todo con sus tuits, el grupo de whatsapp o las pep talks. Parece que no, pero hacen.
El martes 8 quedé con Mangri por la mañana y tras ello tenía cosas que hacer, pero en todo el día logré sacar tiempo para escribir 1682 palabras y quedarme en 33686. Acabo de caer que en el tiempo que tenía para escribir estuve una hora y pico hablando entre mis padres y mi ahijada, que era su cumpleaños, y eso explica también que mi word-count fuera tan baja, aunque superara el mínimo diario del NaNoWriMo. A veces es dificil olvidarse de las obligaciones, pero aún así intenté sacar un poco de tiempo para escribir.
El miércoles 9 fue casi deprimente. Me despertó Martín diciéndome que había ganado Trump y al principio no quería ni creerlo. Intenté escribir para no estar pendiente del móvil pero tampoco funcionaba demasiado. Escribí hasta las 35885, porque entre eso y un viaje a Portugal en coche la vida no me dio para más. Como veis estaba de bajona. No creo que fuera la segunda semana per-se sino todo lo que ocurrió en ella, entre elecciones y viajes. Sin embargo, y aunque me costara, yo iba escribiendo poco a poco.
El jueves 10 fue casi imposible escribir. Despertamos temprano y fuimos a desayunar, y después pasé el día entero fuera del hotel, pero hasta tal punto que ni en el congreso pude hacer nada. Solo escribi durante la media hora que tuvimos de descanso antes de ver dónde cenar y hacer un poco menos de 1000 palabras para hacer 36835. Aunque no escribiera sí que fui cogiendo ideas para la novela, sobre todo de los paisajes que iba viendo y un poco también por las comidas.
Por otro lado, en Portugal está todo muy barato y nos emborrachamos por 11 euros. Let that sink in.
El viernes 11, al despertar, lo primero que hice fueron compras en aliexpress (y la maleta). Nos íbamos temprano y en el trayecto ya directamente renuncié a intentar escribir. Solo cuando llegamos, y aunque me pudiera el cansancio, me puse un rato a hacer sprints para sacar palabras adelante, pero los tuve que dejar a medias porque seguía teniendo que llamar a mi madre para asegurarle que había llegado bien. Me puse después pero acabó pudiendo mi cansancio por tanto viaje y no hice nada. Eso sí pudo ser un poco la bajona de la semana 2 (y el jet lag). Así que hice Aesthetics y dejé la word-count en 37258.
Sin embargo oh, el sábado 12 Martín se fue y me quedé sola en casa. Llovía y hacía frío, por lo que después de darme un baño viendo Hamilton me metí entre mantas con el portátil y empecé a teclear. Todo era normal hasta que de repente mis personajes ligaron entre ellos sin mi permiso y entonces el número de palabras se disparó. Volví a los ritmos de la semana 1 como si la maldición se hubiera revocado y entonces vi posible el acabar las 50000 palabras en un fin de semana. Acabé el día con 43554 habiendo escrito más de 6k en un día (aunque cuando me meti en la cama ya no podía más, literalmente).
Ayer domingo 13 no solo yo decidi que acababa, también lo decidió Esther. Me desperté convencida de que terminaba el 13, aunque tuviera que vivir delante del ordenador. Mi cama no opinaba igual y me secuestró un poco, pero tras prepararme avena con yogur, plátano y galletas para desayunar me senté frente al ordenador y empecé a teclear. A las doce ya me quedaban menos de 5000 palabras para terminar y cuando paré para comer me fijé en que Esther estaba hiperpendiente de mis word-counts, lo que era un poco motivación y un poco nerviosismo por tenerla tan atenta, pero sin embargo yo también quería terminar. Me puse a escribir (tras pillarme el dedo con el lavavajillas, porque para qué escribir sin dolor) y tras dos sprints estaba a 49864 palabras. 136 palabras para lograr el reto.
Las escribí, porque no pensaba quedarme allí. Eran los últimos pasos de una carrera y desde luego no pensaba caerme tan cerca de la meta. Cerré una escena y me paré. No sé si habéis hecho cuentas pero llevaba unas 6k escritas (de nuevo) y la verdad es que me costaba centrarme. Pero ya estaba, el número era bastante bonito, 50042 palabras. Las suficientes para haber superado el reto a 13 de noviembre. A partir de ese momento paré por el día y comí chocolate.
Desde luego, la historia no está terminada y no pienso parar, tampoco quiero tomarme menos horas para escribir. El NaNoWriMo despierta una bestia furiosa en mí que se sacia a base de palabras, y todavía tengo muchas más por completar, pero de momento es hora de darme una palmadita en la espalda y celebrarlo un poco más.
¿Y vosotros? ¿Cómo va vuestro NaNoWriMo? ¿Sufristeis el bajón de la semana 2?
Sí, digo por los pelos porque lo dejé en 50042 aunque seguramente si hubiera estado en un sprint habría escrito más. Pero, ¿sabéis ese momento cuando cruzas la meta de un maratón y toda tu adrenalina se agota drásticamente y te tiras en el suelo? Así estuve yo ayer. Solo que tirarme en el suelo significó ir a la nevera a por algo para celebrar mi victoria.
Pero no nos adelantemos y vayamos día por día. La semana pasada, cuando os escribi, llevaba 29k y todavía era por la mañana, como hoy. Terminé el día con 32004 palabras gracias, cómo no, a los sprints y a los mensajes de ánimo por twitter. La comunidad del NaNoWriMo es muy amable e inspiradora, sobre todo con sus tuits, el grupo de whatsapp o las pep talks. Parece que no, pero hacen.
El martes 8 quedé con Mangri por la mañana y tras ello tenía cosas que hacer, pero en todo el día logré sacar tiempo para escribir 1682 palabras y quedarme en 33686. Acabo de caer que en el tiempo que tenía para escribir estuve una hora y pico hablando entre mis padres y mi ahijada, que era su cumpleaños, y eso explica también que mi word-count fuera tan baja, aunque superara el mínimo diario del NaNoWriMo. A veces es dificil olvidarse de las obligaciones, pero aún así intenté sacar un poco de tiempo para escribir.
El miércoles 9 fue casi deprimente. Me despertó Martín diciéndome que había ganado Trump y al principio no quería ni creerlo. Intenté escribir para no estar pendiente del móvil pero tampoco funcionaba demasiado. Escribí hasta las 35885, porque entre eso y un viaje a Portugal en coche la vida no me dio para más. Como veis estaba de bajona. No creo que fuera la segunda semana per-se sino todo lo que ocurrió en ella, entre elecciones y viajes. Sin embargo, y aunque me costara, yo iba escribiendo poco a poco.
El jueves 10 fue casi imposible escribir. Despertamos temprano y fuimos a desayunar, y después pasé el día entero fuera del hotel, pero hasta tal punto que ni en el congreso pude hacer nada. Solo escribi durante la media hora que tuvimos de descanso antes de ver dónde cenar y hacer un poco menos de 1000 palabras para hacer 36835. Aunque no escribiera sí que fui cogiendo ideas para la novela, sobre todo de los paisajes que iba viendo y un poco también por las comidas.
Por otro lado, en Portugal está todo muy barato y nos emborrachamos por 11 euros. Let that sink in.
El viernes 11, al despertar, lo primero que hice fueron compras en aliexpress (y la maleta). Nos íbamos temprano y en el trayecto ya directamente renuncié a intentar escribir. Solo cuando llegamos, y aunque me pudiera el cansancio, me puse un rato a hacer sprints para sacar palabras adelante, pero los tuve que dejar a medias porque seguía teniendo que llamar a mi madre para asegurarle que había llegado bien. Me puse después pero acabó pudiendo mi cansancio por tanto viaje y no hice nada. Eso sí pudo ser un poco la bajona de la semana 2 (y el jet lag). Así que hice Aesthetics y dejé la word-count en 37258.
Os presento a Nayde. |
Sin embargo oh, el sábado 12 Martín se fue y me quedé sola en casa. Llovía y hacía frío, por lo que después de darme un baño viendo Hamilton me metí entre mantas con el portátil y empecé a teclear. Todo era normal hasta que de repente mis personajes ligaron entre ellos sin mi permiso y entonces el número de palabras se disparó. Volví a los ritmos de la semana 1 como si la maldición se hubiera revocado y entonces vi posible el acabar las 50000 palabras en un fin de semana. Acabé el día con 43554 habiendo escrito más de 6k en un día (aunque cuando me meti en la cama ya no podía más, literalmente).
Ayer domingo 13 no solo yo decidi que acababa, también lo decidió Esther. Me desperté convencida de que terminaba el 13, aunque tuviera que vivir delante del ordenador. Mi cama no opinaba igual y me secuestró un poco, pero tras prepararme avena con yogur, plátano y galletas para desayunar me senté frente al ordenador y empecé a teclear. A las doce ya me quedaban menos de 5000 palabras para terminar y cuando paré para comer me fijé en que Esther estaba hiperpendiente de mis word-counts, lo que era un poco motivación y un poco nerviosismo por tenerla tan atenta, pero sin embargo yo también quería terminar. Me puse a escribir (tras pillarme el dedo con el lavavajillas, porque para qué escribir sin dolor) y tras dos sprints estaba a 49864 palabras. 136 palabras para lograr el reto.
Las escribí, porque no pensaba quedarme allí. Eran los últimos pasos de una carrera y desde luego no pensaba caerme tan cerca de la meta. Cerré una escena y me paré. No sé si habéis hecho cuentas pero llevaba unas 6k escritas (de nuevo) y la verdad es que me costaba centrarme. Pero ya estaba, el número era bastante bonito, 50042 palabras. Las suficientes para haber superado el reto a 13 de noviembre. A partir de ese momento paré por el día y comí chocolate.
Desde luego, la historia no está terminada y no pienso parar, tampoco quiero tomarme menos horas para escribir. El NaNoWriMo despierta una bestia furiosa en mí que se sacia a base de palabras, y todavía tengo muchas más por completar, pero de momento es hora de darme una palmadita en la espalda y celebrarlo un poco más.
Mentira, escribiré cuando acabe la entrada |
¿Y vosotros? ¿Cómo va vuestro NaNoWriMo? ¿Sufristeis el bajón de la semana 2?
ESTOY MUY ORGULLOSA, no esperaba menos <3
ResponderEliminarTe voy a hacer un monumento en mi cuarto para mirarlo y motivarme para escribir XD
♥
¡Muchas felicidades! Yo estoy cerca, pero me faltan un par de días para acabarlo XD
ResponderEliminar¡Un abrazo!