Los Vecinos. I. Nombres {Blogs colaboradores}
¡Holahola!
Me ha costado pero al fin os traigo el primer capítulo de la historia de blogs colaboradores. Por si no sabéis, tenía que estar relacionado con Halloween y en el fondo yo ya tenía una idea. Esta historia deriva de una trama de rol que tengo pensada con una amiga para... bueno, para halloween. ¿Quien no rolea algo de halloween en halloween?Los que lo celebran, Gema SHH, calla consciencia. En fin, a lo que iba. Este capítulo hace un poco de introducción pero creo que al ser una trama cortita podré desenvolverlo bien en 4 capítulos. Además no me he pasado mucho de las mil palabras, al final se me quedará cortito.
En fin, espero que os guste el primer capítulo de esta historia :)
El hogar de la familia Posada no era un hogar normal, aunque pocos supieran decir por qué. Podía ser el olor a dulce de la señora Posada, el extraño brillo verdoso, pegajoso, de los ojos del mayor señor posada. O tal vez simplemente era esa sensación de que, a veces, aquella casa desaparecía. Muy pocos entendían lo que pasaba en la casa de los señores Posada, por qué el día de Halloween era la casa más colorida de todo el vecindario, o el motivo por el que a veces se escuchaban mariachis en el interior del hogar, solo para encontrar la casa vacía cuando uno dirigía la vista hacia allí.
La casa de la familia Posada era un misterio, pero mucho más eran sus inquilinos. Porque no siempre puedes tener de vecinos a los dioses.
Lauren siempre desayunaba observando las casas de sus vecinos, era uno de los puntos de su rutina en los que se permitía ser más cotilla. Se tomaba su café en su asiento de ventana, con su portátil en la mano y revisando las noticias. No por algo era periodista. O bueno, pretendía serlo algún día. Dio un segundo sorbo del café, al que se había olvidado de echar azúcar y ni siquiera se dio cuenta. Parecía que la señora Posada volvía a cantar con fuerza, para desagrado del señor posada. En aquella época era curioso ver a aquella pareja. Las discusiones y reconciliaciones iban y venían con facilidad. Una parte de ella quería acercarse más y escuchar de qué iba todo aquello, pero sabía que la casa de los Palmer tenía muchas peculiaridades: una de ellas era que el sonido no salía a no ser que quisiera salir. Hacía tiempo que Lauren había dejado de intentar averiguar qué ocurría. Una llega a un punto en el que debe rendirse.
El tercer sorbo del café sí que le supo amargo y fue hacia la cocina. Justo en aquel instante entraba a la cocina Dana, su hermana mayor, vestida con un conjunto azul marino de americana y falda tubo. Se sirvió una taza de café y robó el azucarero de las manos de la todavía medio sorprendida Lauren. Dana no solía vestir elegante. ¿Había algo que no le había contado?
Mientras la idea flotaba en su mente, Dana arqueó una ceja al ver que Lauren seguía en pijama.
- ¡Lauren! ¡La conferencia empieza en dos horas y hay media hora de trayecto hasta el museo!, ¿quieres vestirte?- Soltó Dana.
Ah, cierto. Su hermana había descubierto lo que los aztecas consideraban un antiguo libro de hechizos, único en su clase. Muchas de las figuras que aquel códice ilustraba solo se habían visto en grabados de ruinas, nunca llegando a encontrarse nada acerca de su función en la cultura precolombina. El descubrimiento sin duda era importante, y Lauren, tras haber conseguido la exclusiva, una entrevista y más información que cualquier otro medio, creía que lo había explotado ya lo suficiente. Sin embargo sabía que aún había muchas noticias de las que sacar tajada, como por ejemplo el momento en el que aquel códice formara parte de la exposición temporal precolombina que llegaba en ese día, 29 de octubre, al museo de historia.
Lauren cogió su grabadora, la cámara de fotos y un cuaderno antes de salir y sentarse en el asiento del copiloto. Dana tamborileaba los dedos sobre el volante mientras esperaba a que su hermana acabase de colocar las cosas y ponerse el cinturón. De las dos, la más puntual siempre había sido la mayor. Una vez estuvieron en marcha, parecía que los nervios de Dana se iban suavizando.
- ¿Hay alguna pregunta que quieres que preparemos para la ronda de preguntas?- Aventuró a preguntar Lauren, tras un rato de silencio entre hermanas. Dana meditó la pregunta.
- Supongo que estaría bien.- Admitió, haciendo que Lauren sonriera con orgullo.- Podrías preguntar por qué este descubrimiento es tan importante, pero es una respuesta muy obvia: porque nos ayuda a conocer mejor unas culturas antiguas y su folclore, pero además porque la escritura del códice añade varios símbolos que no entendíamos de los grabados de las grandes ruinas, y…
- Dana, respuestas cortas.- Le cortó Lauren.- Esto ya lo habíamos hablado.
- Lo siento. A ver, volveré a intentarlo…- La joven se aclaró la garganta y entonó con seriedad- El códice nos ha dado más información de la que creemos. Ya no solo a nivel de entender una de las culturas más ricas del planeta, sino también porque nos ha ayudado a traducir varios de los grabados más antiguos de las ruinas aztecas. ¿Mejor?
Lauren sonrió.
- Perfecto. Ahora ve a por todas.
En la casa de la familia posada, Catrina, la mujer, miraba la televisión mientras tejía una manta para uno de sus muchos nietos, cosa que resultaba sorprendente cuando el aspecto de la mujer no parecía superar los cuarenta años. Justo en aquel momento las noticias locales hablaban de Dana Parr y el descubrimiento de su equipo arqueológico en unas ruinas aztecas. La mujer dejó su labor unos segundos para observar la pantalla. Aquel libro hablaba de los seres del mundo de los muertos, criaturas que habían sido reducidas al polvo del olvido tras muchos siglos sin ser mencionadas. Los ojos ambarinos de la señora Posada se abrieron de par en par al escuchar de la boca de su vecina algunos de los nombres que habían hecho estremecerse a culturas enteras.
- ¡Insensata!- Saltó su marido, con una voz que hacía retumbar la casa- ¿Cómo osa? Años manteniendo esas criaturas en el olvido, años evitando que volvieran a resurgir. Su poder era grande y casi destruye colonias enteras. ¡Y ella habla de ellos como si nada!
- Para ella solo son leyendas, cariño…- Intentó calmarle la joven, levantándose y acariciando la barba cana del hombre- Ya sabes que los mortales no saben nada de ellos.
- ¡Y esa será su ruina! Cuando esos colombinos llegaron y nos trataron de cuentos, querida, en ese momento supe que este día llegaría.
Catrina puso los ojos en blanco, volviendo a su labor.
- No va a pasar nada. Es solo un nombre.
- No me seas, querida.- Bufó el hombre, apartándose de las suaves caricias de su mujer.- Tú bien sabes el poder que tienen los nombres.
Me ha costado pero al fin os traigo el primer capítulo de la historia de blogs colaboradores. Por si no sabéis, tenía que estar relacionado con Halloween y en el fondo yo ya tenía una idea. Esta historia deriva de una trama de rol que tengo pensada con una amiga para... bueno, para halloween. ¿Quien no rolea algo de halloween en halloween?
En fin, espero que os guste el primer capítulo de esta historia :)
El hogar de la familia Posada no era un hogar normal, aunque pocos supieran decir por qué. Podía ser el olor a dulce de la señora Posada, el extraño brillo verdoso, pegajoso, de los ojos del mayor señor posada. O tal vez simplemente era esa sensación de que, a veces, aquella casa desaparecía. Muy pocos entendían lo que pasaba en la casa de los señores Posada, por qué el día de Halloween era la casa más colorida de todo el vecindario, o el motivo por el que a veces se escuchaban mariachis en el interior del hogar, solo para encontrar la casa vacía cuando uno dirigía la vista hacia allí.
La casa de la familia Posada era un misterio, pero mucho más eran sus inquilinos. Porque no siempre puedes tener de vecinos a los dioses.
Lauren siempre desayunaba observando las casas de sus vecinos, era uno de los puntos de su rutina en los que se permitía ser más cotilla. Se tomaba su café en su asiento de ventana, con su portátil en la mano y revisando las noticias. No por algo era periodista. O bueno, pretendía serlo algún día. Dio un segundo sorbo del café, al que se había olvidado de echar azúcar y ni siquiera se dio cuenta. Parecía que la señora Posada volvía a cantar con fuerza, para desagrado del señor posada. En aquella época era curioso ver a aquella pareja. Las discusiones y reconciliaciones iban y venían con facilidad. Una parte de ella quería acercarse más y escuchar de qué iba todo aquello, pero sabía que la casa de los Palmer tenía muchas peculiaridades: una de ellas era que el sonido no salía a no ser que quisiera salir. Hacía tiempo que Lauren había dejado de intentar averiguar qué ocurría. Una llega a un punto en el que debe rendirse.
El tercer sorbo del café sí que le supo amargo y fue hacia la cocina. Justo en aquel instante entraba a la cocina Dana, su hermana mayor, vestida con un conjunto azul marino de americana y falda tubo. Se sirvió una taza de café y robó el azucarero de las manos de la todavía medio sorprendida Lauren. Dana no solía vestir elegante. ¿Había algo que no le había contado?
Mientras la idea flotaba en su mente, Dana arqueó una ceja al ver que Lauren seguía en pijama.
- ¡Lauren! ¡La conferencia empieza en dos horas y hay media hora de trayecto hasta el museo!, ¿quieres vestirte?- Soltó Dana.
Ah, cierto. Su hermana había descubierto lo que los aztecas consideraban un antiguo libro de hechizos, único en su clase. Muchas de las figuras que aquel códice ilustraba solo se habían visto en grabados de ruinas, nunca llegando a encontrarse nada acerca de su función en la cultura precolombina. El descubrimiento sin duda era importante, y Lauren, tras haber conseguido la exclusiva, una entrevista y más información que cualquier otro medio, creía que lo había explotado ya lo suficiente. Sin embargo sabía que aún había muchas noticias de las que sacar tajada, como por ejemplo el momento en el que aquel códice formara parte de la exposición temporal precolombina que llegaba en ese día, 29 de octubre, al museo de historia.
Lauren cogió su grabadora, la cámara de fotos y un cuaderno antes de salir y sentarse en el asiento del copiloto. Dana tamborileaba los dedos sobre el volante mientras esperaba a que su hermana acabase de colocar las cosas y ponerse el cinturón. De las dos, la más puntual siempre había sido la mayor. Una vez estuvieron en marcha, parecía que los nervios de Dana se iban suavizando.
- ¿Hay alguna pregunta que quieres que preparemos para la ronda de preguntas?- Aventuró a preguntar Lauren, tras un rato de silencio entre hermanas. Dana meditó la pregunta.
- Supongo que estaría bien.- Admitió, haciendo que Lauren sonriera con orgullo.- Podrías preguntar por qué este descubrimiento es tan importante, pero es una respuesta muy obvia: porque nos ayuda a conocer mejor unas culturas antiguas y su folclore, pero además porque la escritura del códice añade varios símbolos que no entendíamos de los grabados de las grandes ruinas, y…
- Dana, respuestas cortas.- Le cortó Lauren.- Esto ya lo habíamos hablado.
- Lo siento. A ver, volveré a intentarlo…- La joven se aclaró la garganta y entonó con seriedad- El códice nos ha dado más información de la que creemos. Ya no solo a nivel de entender una de las culturas más ricas del planeta, sino también porque nos ha ayudado a traducir varios de los grabados más antiguos de las ruinas aztecas. ¿Mejor?
Lauren sonrió.
- Perfecto. Ahora ve a por todas.
En la casa de la familia posada, Catrina, la mujer, miraba la televisión mientras tejía una manta para uno de sus muchos nietos, cosa que resultaba sorprendente cuando el aspecto de la mujer no parecía superar los cuarenta años. Justo en aquel momento las noticias locales hablaban de Dana Parr y el descubrimiento de su equipo arqueológico en unas ruinas aztecas. La mujer dejó su labor unos segundos para observar la pantalla. Aquel libro hablaba de los seres del mundo de los muertos, criaturas que habían sido reducidas al polvo del olvido tras muchos siglos sin ser mencionadas. Los ojos ambarinos de la señora Posada se abrieron de par en par al escuchar de la boca de su vecina algunos de los nombres que habían hecho estremecerse a culturas enteras.
- ¡Insensata!- Saltó su marido, con una voz que hacía retumbar la casa- ¿Cómo osa? Años manteniendo esas criaturas en el olvido, años evitando que volvieran a resurgir. Su poder era grande y casi destruye colonias enteras. ¡Y ella habla de ellos como si nada!
- Para ella solo son leyendas, cariño…- Intentó calmarle la joven, levantándose y acariciando la barba cana del hombre- Ya sabes que los mortales no saben nada de ellos.
- ¡Y esa será su ruina! Cuando esos colombinos llegaron y nos trataron de cuentos, querida, en ese momento supe que este día llegaría.
Catrina puso los ojos en blanco, volviendo a su labor.
- No va a pasar nada. Es solo un nombre.
- No me seas, querida.- Bufó el hombre, apartándose de las suaves caricias de su mujer.- Tú bien sabes el poder que tienen los nombres.
Hola Gema!!
ResponderEliminarEmpezaste genial la historia! Los Posada me los imagino cómo la familia Lápida de los Sims, unas personas siniestras y que esconden algún secreto tenebroso!
Vi algunos aspectos gramaticales que podrían mejorarse que igual con una revisión podrías solucionar rápidamente!
Espero ansioso la continuación!
Mikel! La verdad es que no me imagino la familia así (pero porque veo a mis personajes del rol, obs) y bueno, el secreto estará así xD
EliminarLo de los aspectos gramaticales es posible, como me iba de puente escribí aprisa y corriendo para ir a tiempo. Haré un repaso ahora a ver a que te refieres :3
Espero tener continuación para el viernes!
Wow Gema, me has dejado intrigadísima jajajajaja. Jo, a mí que todavía no se me ocurre nada. Ya llegará mi musa tranquila jajajajaja. Un besito.
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