Pasaporte a las alturas {Relato Corto}
¡Buenos días!
Soy muy lista y yo pensé que hoy tocaba el "te robo una frase" y ya tenía a punto de publicar la entrada cuando me di cuenta que era el segundo lunes del mes y no el tercero. Así que ando improvisando la entrada, aunque escrito ya estaba jajaja
Hoy he decidido continuar la historia de Clarya y Daimen, y la dragona. Van a comenzar su viaje y poco a poco también recuperarán un poco de confianza. Por si no habéis leído, este fue el primer capítulo.
Y ahora os dejo con la entrada de hoy.
Dejamos a la perra en el zoo. Al parecer Nieves parecía dispuesta a cuidarla con tanta insistencia que temía que pronto no tuviéramos perro al que cuidar, o que no volviera a casa. Gaide me prometió que cuidarían bien de ella y solo el tiempo que estuviera fuera. Daimen parecía algo inseguro al ver al dragón. La primera vez que vio a la dragona no había salido de mi espalda, y cuando una de las crías olisqueó su bolsillo recuerdo que soltó un chillido agudo que acabó asustando a la criatura. A la dragona tampoco le hacía mucha gracia tener polizones, pero no pareció poner pegas cuando me subí y coloqué en el borde de su cuello. Tenía mucho espacio y no sabía dónde sentarme. Había demasiado sitio en realidad, ni siquiera encontré una posición en la que sentirme segura del todo.
Daimen, por otro lado, caminaba como si hubiera vivido ahí toda su vida. Se sentó delante mío y colocó la mochila de modo que no incordiara en el movimiento de las alas.
Volví a mirar al suelo, donde Gaide, Nieves, y todas las crías de dragón nos despedían. La perra había corrido a esconderse en la caseta nada más ver a aquellas criaturas capaces de devorarla de un mordisco.
- ¿Estás segura de esto?
- Tiene que seguir su instinto, pero si se reprodujo una vez, el dragón no puede andar muy lejos.
Teniendo en cuenta el tamaño de las alas y mi experiencia con el vuelo, no estaba de acuerdo con aquella suposición. Miré insegura a Daimen, para darme cuenta que él no me estaba mirando. Parecía todavía perdido en el dragón, y no supe si aquello era bueno o malo.
- Bueno, espero volver pronto.- Acabé diciendo, volviendo la vista al dragón. No sabía cómo decirle que ascendiera. Daimen, que parecía saber lo que quería hacer, golpeó con la palma abierta a la criatura. Ni siquiera lo hizo con fuerza, pero entonces la criatura cambió de posición, extendió las alas y yo tuve que agarrarme a Daimen para no caer. Al principio ambos nos sentimos tensos, como si nunca hubiéramos dormido juntos, como si fuera la primera vez que me abrazaba a su cuerpo o pegaba mi cara a su camisa.
Pero solo fue un segundo, y entonces él me tomó la mano. Sentí una relajación en todos mis músculos y fue como si retrocediera dos meses en el tiempo.
- ¡Acuérdate de coger plantas medicinales!- Nos gritó Gaide, antes de que el aleteo del dragón me impidiera escuchar nada más. Un fuerte viento nos cubrió y tuve que engancharme la bolsa al hombro para no perderla. Mi grimorio estaba ahí, y era algo de lo que mejor no desprenderme.
Ascendimos hasta que no pudimos reconocer a Gaide, ni a Nieves, ni a las crías de dragón, aunque a estas últimas se las escuchaba por encima del viento. La dragona entonces dio una vuelta alrededor, se elevó más y comenzó a planear. Nunca lo había pensado, pero había visto poco salir a la dragona de su cueva. Se mantenía dentro protegiendo a sus hijos, sin abandonar un segundo la cueva.
¿Cuánto tiempo haría que no era libre de verdad?
Miré a Daimen. Él había cerrado los ojos, dejando que el viento le empujara contra mí. Se notaba que estaba en su hábitat, como la dragona, no tenía miedo a la altura, y parecía tener plena confianza en una criatura a la que minutos antes parecía temer con su vida. Pero bien parecía que habían olvidado sus diferencias, o que de golpe se había dado cuenta que era su pasaporte a las alturas.
Me importaba poco. Me hizo feliz verle de nuevo así, tras tanta tristeza acumulada.
Ese era el hombre del que me había enamorado.
Soy muy lista y yo pensé que hoy tocaba el "te robo una frase" y ya tenía a punto de publicar la entrada cuando me di cuenta que era el segundo lunes del mes y no el tercero. Así que ando improvisando la entrada, aunque escrito ya estaba jajaja
Hoy he decidido continuar la historia de Clarya y Daimen, y la dragona. Van a comenzar su viaje y poco a poco también recuperarán un poco de confianza. Por si no habéis leído, este fue el primer capítulo.
Y ahora os dejo con la entrada de hoy.
Dejamos a la perra en el zoo. Al parecer Nieves parecía dispuesta a cuidarla con tanta insistencia que temía que pronto no tuviéramos perro al que cuidar, o que no volviera a casa. Gaide me prometió que cuidarían bien de ella y solo el tiempo que estuviera fuera. Daimen parecía algo inseguro al ver al dragón. La primera vez que vio a la dragona no había salido de mi espalda, y cuando una de las crías olisqueó su bolsillo recuerdo que soltó un chillido agudo que acabó asustando a la criatura. A la dragona tampoco le hacía mucha gracia tener polizones, pero no pareció poner pegas cuando me subí y coloqué en el borde de su cuello. Tenía mucho espacio y no sabía dónde sentarme. Había demasiado sitio en realidad, ni siquiera encontré una posición en la que sentirme segura del todo.
Daimen, por otro lado, caminaba como si hubiera vivido ahí toda su vida. Se sentó delante mío y colocó la mochila de modo que no incordiara en el movimiento de las alas.
Volví a mirar al suelo, donde Gaide, Nieves, y todas las crías de dragón nos despedían. La perra había corrido a esconderse en la caseta nada más ver a aquellas criaturas capaces de devorarla de un mordisco.
- ¿Estás segura de esto?
- Tiene que seguir su instinto, pero si se reprodujo una vez, el dragón no puede andar muy lejos.
Teniendo en cuenta el tamaño de las alas y mi experiencia con el vuelo, no estaba de acuerdo con aquella suposición. Miré insegura a Daimen, para darme cuenta que él no me estaba mirando. Parecía todavía perdido en el dragón, y no supe si aquello era bueno o malo.
- Bueno, espero volver pronto.- Acabé diciendo, volviendo la vista al dragón. No sabía cómo decirle que ascendiera. Daimen, que parecía saber lo que quería hacer, golpeó con la palma abierta a la criatura. Ni siquiera lo hizo con fuerza, pero entonces la criatura cambió de posición, extendió las alas y yo tuve que agarrarme a Daimen para no caer. Al principio ambos nos sentimos tensos, como si nunca hubiéramos dormido juntos, como si fuera la primera vez que me abrazaba a su cuerpo o pegaba mi cara a su camisa.
Pero solo fue un segundo, y entonces él me tomó la mano. Sentí una relajación en todos mis músculos y fue como si retrocediera dos meses en el tiempo.
- ¡Acuérdate de coger plantas medicinales!- Nos gritó Gaide, antes de que el aleteo del dragón me impidiera escuchar nada más. Un fuerte viento nos cubrió y tuve que engancharme la bolsa al hombro para no perderla. Mi grimorio estaba ahí, y era algo de lo que mejor no desprenderme.
Ascendimos hasta que no pudimos reconocer a Gaide, ni a Nieves, ni a las crías de dragón, aunque a estas últimas se las escuchaba por encima del viento. La dragona entonces dio una vuelta alrededor, se elevó más y comenzó a planear. Nunca lo había pensado, pero había visto poco salir a la dragona de su cueva. Se mantenía dentro protegiendo a sus hijos, sin abandonar un segundo la cueva.
¿Cuánto tiempo haría que no era libre de verdad?
Miré a Daimen. Él había cerrado los ojos, dejando que el viento le empujara contra mí. Se notaba que estaba en su hábitat, como la dragona, no tenía miedo a la altura, y parecía tener plena confianza en una criatura a la que minutos antes parecía temer con su vida. Pero bien parecía que habían olvidado sus diferencias, o que de golpe se había dado cuenta que era su pasaporte a las alturas.
Me importaba poco. Me hizo feliz verle de nuevo así, tras tanta tristeza acumulada.
Ese era el hombre del que me había enamorado.
¡Hola! Hace siglos que no me paso por aquí, pero veo que sigues escribiendo igual de bien ¿nunca has pensado en intentar escribir una novela? Yo creo que la compraría :) Aunque supongo que escribir una novela entera lleva tiempo y mucho trabajo detrás.. pero ya sabes, aquí tienes una lectora ^^
ResponderEliminarUn besiño guapa :*
Jaja en realidad tengo varios proyectos de novela, pero no es tan fácil :) Muchas gracias por el comentario guapa.
Eliminar¡Un besín!
Hola Gema,
ResponderEliminarque bonito está quedando, la historia va tomando forma. Parece que muchos tenemos el gen Daimen en la snagre, que simplemente somos nosotros mismos cuando hacemos cosas que nos hacen sentir cómodos, o estamos en "nuestra salsa", como decimos los argentinos. Puedo imagianrme perfectamente la escena de ellos dos montando la dragona y simplemente es una imagen bella (es tan importante lograr hacer imaginar al lector, mientars que muchos escritores no pueden hacerlo).
Un besito te deseo la mejor de las semanas linda.
Jaja creo que yo también soy un poco Daimen cuando hago cosas que me gustan. Supongo que sea lo normal.
EliminarLo de estar en mi salsa yo también lo digo a veces jajaja no sabía que fuera argentino.
Me encanta que pudieras visualizarlo tan bien :) Y sobre todo me alegra que te vaya gustando.
¡Un besín!
Hola Gema!! Me gusta mucho cómo explicas lo del vuelo ^^ Es muy gráfico. ¡¡Y también precioso!! Ahora voy a leer el primer capítulo, que seguro que así lo entenderé mejor.
ResponderEliminarUn beso!!
Ayy pero qué amables sois!! Me alegra que te gustara y espero que disfrutes también del primer cap.
Eliminar¡Un besín!
Me encanta el relato, pero sobre todo me ha gustado sentirme volando. La historia es cortita, pero te metes mucho en ella y (a parte de hacerse más corta) la disfrutas más... y me ha gustado mucho por eso, ya podría decir que sé lo que es volar, jajajaja. Un beso!!
ResponderEliminarMe he dejado llevar sobre lo de "sentirme volando" para próximos relatos, pues todas coincidis en lo mismo. Lamento que sean capis tan cortos xD Intentaré hacer alguno más largo pero no prometo nada.
Eliminar¡Un besín!
Que hermosa escena de vuelo, en la que ha podido liberarse de todos sus miedos e inquietudes.
ResponderEliminarEn estos momento cuando me muero de la envidia y digo: "Yo quiero un dragoncito..."
Un beso giganteee
Lena
Jajaja yo también quiero un dragoncito. Lo que sigo sin entender es como puedo tener ahí 2000 dragones y no explotar su uso más a menudo. Me tengo que contener jajaja
Eliminar¡Un besín!
¡Hola, Gema!
ResponderEliminarTe dejo una nominación a un premio. ¡Anímate a hacerlo! http://notodoesfantasia.blogspot.com.es/2015/04/premio-bloguera-con-buen-rollo.html
Bss!