El Diario {Te robo una Frase}
¡Buenos días!
¿Qué tal el finde? El mío a pesar de no hacer nada ha sido bastante ajetreado, una contradicción en sí misma, lo sé. El caso es que quería hacer muchas cosas y al final me ha faltado tiempo.
Y para colmo hoy me he olvidado de poner alarma a una hora decente y he amanecido a las 11... Todo redondo, vamos.
Pero en fin.
Hoy es el día de Te Robo una Frase y, como tal, toca seguir la tradicción. Hoy jugábamos con un relato que tiraba para el misterio y el terror... Y yo he hecho algo así... creo.
En fin, me dejo de rodeos y juzgad vosotros mismos.
Con el paso de los años Timmy había decidido afrontar cada uno de los miedos de los chicos del pueblo, como una aventura y para demostrar que no le tenía miedo a nada, que nada podía asustarle. Por eso cuando sus amigos decidieron colarse en la mansión abandonada, fue el joven que lideraba la marcha, y el único que alcanzó el desván, apenas iluminado por la luz azulada de la luna, cubierto de polvo y telarañas y en el que un libro descansaba justo alumbrado por la luz proveniente de la ventana.
Timmy sopló para quitarle la fuerte capa de polvo que se había posado por el libro, aunque se decepcionó un poco al ver que no era un cuento, sino un diario. Apenado, abrió las páginas sin demasiado interés, y se puso a leer.
No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Sé muy bien lo que ha ocurrido y puedo admitir, aunque mi cerebro se niegue, que he invocado a los muertos.
Y me dispongo a narrar lo ocurrido.
Timmy alzó la vista del diario, de largas páginas, para mirar alrededor. En el centro de la sala había un dibujo hecho con tiza como el que señalaban en el diario, y unas velas a su alrededor. Había un cuchillo para ofrecerle una gota de sangre a los muertos, invocándolos de nuevo al mundo de los vivos. Con los ojos vidriosos y los labios apertados, el niño se dipuso a seguir leyendo el cuento, forzándose a entender la letra temblorosa del escritor y a descifrar cada una de las palabras extrañas que acompañaban aquella historia.
Y entonces, comenzó a dibujar de nuevo el círculo usando un pequeño cacho de tiza para reconstruir toda la obra. Encendió las velas con la única cerilla que le quedaba, ahora la habitación estaba un poco más iluminada, pero solo conseguía verse mejor todo el polvo y las telarañas, que ondeaban al viento que entraba por la ventana rota. Siguió todas y cada una de las explicaciones, y luego posó el libro en un lateral, pegado a una vela, mientras se hacía un corte superficial en la palma de la mano, dejando que la sangre carmesí fluyera por ésta y, apretando, permitió que dos gotas cayeran en el centro del círculo, mientras comenzaba la invocación.
Un viento frío comenzó a envolver la sala, proveniendo de muchas partes a la vez. Las nubes cubrieron la luna y Timmy se quedó casi a oscuras en la habitación, con la luz proveniendo únicamente de las dos velas a sendos lados del pequeño. Un vaho frío salía de sus labios con cada palabra, y aunque estaba nervioso, no dejó de cantar y repetir las palabras que había anotado el anterior dueño de la casa en su cuaderno.
Cuando acabó, pudo ver como de su sangre salía humo. Un humo verdeazulado que iba creciendo y creciendo hasta formar la silueta de una mujer. Su ropa estaba arañada en muchos puntos, y su cuerpo parecía consumido, esquelético y flácido. Estaba de espaldas a él, con un cabello lacio que caía en cascada por su espalda fantasmal.
Timmy vaciló unos segundos, con la piel de gallina y los ojos cristalinos. Le ardía el corte de la mano.
-¿Ma-mamá?- Susurró.
Y la figura se giró como un resorte al escuchar su voz, y fue como si aquel espejismo se desvaneciera. Ahí estaba su madre, con un delantal bien cuidado, el pelo cubierto en un recogido y la sonrisa dulce que le dedicaba cada mañana antes de ir al colegio. Timmy tragó saliva.
- ¡Timothy! ¡Qué grande estás!- Comentó con ilusión, haciendo que dos grandes lagrimones cayeran de las mejillas de su hijo.
- ¡Mamá!- El niño se puso en pie y abrazó el cuerpo de apariencia etéreo de su madre que, a pesar de lo que uno pudiera pensar, era cálido como todos los abrazos que un niño recibe de sus madres.- Te he echado de menos.
- Lo sé, cariño, lo sé…- Respondió la mujer, secándole las lágrimas con sus manos fantasmales- Y siento tantísimo haberte dejado tan joven…
- No importa, mamá…- El niño suspiró, mirando el libro y sabiendo que no tenían mucho tiempo.- ¿Me cuentas un cuento?
La mujer sonrió, y el pequeño cogió una manta cubierta de polvo con la que cubrirse mientras su madre le contaba una historia llena de caballeros, princesas y dragones. Un cuento que desató la imaginación de Timmy mientras sus ojos iban poco a poco pegándose, hasta que se quedó dormido mientras su madre le acariciaba el cabello, apoyada dentro del círculo y observando como las velas poco a poco se iban consumiendo.
Una de ellas titiló y la figura de la mujer se volvió más transparente. Suspiró y se acercó al rostro de su hijo, besando su frente.
- Te quiero mucho, Timothy- Susurró, y sus palabras hicieron ondear la segunda mecha de la vela, haciendo que se apagara, y dejando en la habitación a un niño pequeño que había afirmado no tener miedo a los fantasmas. Porque su madre era uno de ellos, y no podía tenerle miedo a su madre.
¿Qué tal el finde? El mío a pesar de no hacer nada ha sido bastante ajetreado, una contradicción en sí misma, lo sé. El caso es que quería hacer muchas cosas y al final me ha faltado tiempo.
Y para colmo hoy me he olvidado de poner alarma a una hora decente y he amanecido a las 11... Todo redondo, vamos.
Pero en fin.
Hoy es el día de Te Robo una Frase y, como tal, toca seguir la tradicción. Hoy jugábamos con un relato que tiraba para el misterio y el terror... Y yo he hecho algo así... creo.
En fin, me dejo de rodeos y juzgad vosotros mismos.
No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. - De Edgar Allan Poe, El Gato Negro.El pequeño Timmy era un niño curioso que nunca había sentido miedo. En el colegio se reía de los niños que chillaban y lloraban cuando se iba la luz y era de los que contaban cuentos de miedo para asustar a sus amigos en sus cumpleaños. No veía por qué tener miedo de los muertos. Su madre lo estaba, y ningún niño iba nunca a tener miedo a su madre.
Con el paso de los años Timmy había decidido afrontar cada uno de los miedos de los chicos del pueblo, como una aventura y para demostrar que no le tenía miedo a nada, que nada podía asustarle. Por eso cuando sus amigos decidieron colarse en la mansión abandonada, fue el joven que lideraba la marcha, y el único que alcanzó el desván, apenas iluminado por la luz azulada de la luna, cubierto de polvo y telarañas y en el que un libro descansaba justo alumbrado por la luz proveniente de la ventana.
Timmy sopló para quitarle la fuerte capa de polvo que se había posado por el libro, aunque se decepcionó un poco al ver que no era un cuento, sino un diario. Apenado, abrió las páginas sin demasiado interés, y se puso a leer.
No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Sé muy bien lo que ha ocurrido y puedo admitir, aunque mi cerebro se niegue, que he invocado a los muertos.
Y me dispongo a narrar lo ocurrido.
Timmy alzó la vista del diario, de largas páginas, para mirar alrededor. En el centro de la sala había un dibujo hecho con tiza como el que señalaban en el diario, y unas velas a su alrededor. Había un cuchillo para ofrecerle una gota de sangre a los muertos, invocándolos de nuevo al mundo de los vivos. Con los ojos vidriosos y los labios apertados, el niño se dipuso a seguir leyendo el cuento, forzándose a entender la letra temblorosa del escritor y a descifrar cada una de las palabras extrañas que acompañaban aquella historia.
Y entonces, comenzó a dibujar de nuevo el círculo usando un pequeño cacho de tiza para reconstruir toda la obra. Encendió las velas con la única cerilla que le quedaba, ahora la habitación estaba un poco más iluminada, pero solo conseguía verse mejor todo el polvo y las telarañas, que ondeaban al viento que entraba por la ventana rota. Siguió todas y cada una de las explicaciones, y luego posó el libro en un lateral, pegado a una vela, mientras se hacía un corte superficial en la palma de la mano, dejando que la sangre carmesí fluyera por ésta y, apretando, permitió que dos gotas cayeran en el centro del círculo, mientras comenzaba la invocación.
Un viento frío comenzó a envolver la sala, proveniendo de muchas partes a la vez. Las nubes cubrieron la luna y Timmy se quedó casi a oscuras en la habitación, con la luz proveniendo únicamente de las dos velas a sendos lados del pequeño. Un vaho frío salía de sus labios con cada palabra, y aunque estaba nervioso, no dejó de cantar y repetir las palabras que había anotado el anterior dueño de la casa en su cuaderno.
Cuando acabó, pudo ver como de su sangre salía humo. Un humo verdeazulado que iba creciendo y creciendo hasta formar la silueta de una mujer. Su ropa estaba arañada en muchos puntos, y su cuerpo parecía consumido, esquelético y flácido. Estaba de espaldas a él, con un cabello lacio que caía en cascada por su espalda fantasmal.
Timmy vaciló unos segundos, con la piel de gallina y los ojos cristalinos. Le ardía el corte de la mano.
-¿Ma-mamá?- Susurró.
Y la figura se giró como un resorte al escuchar su voz, y fue como si aquel espejismo se desvaneciera. Ahí estaba su madre, con un delantal bien cuidado, el pelo cubierto en un recogido y la sonrisa dulce que le dedicaba cada mañana antes de ir al colegio. Timmy tragó saliva.
- ¡Timothy! ¡Qué grande estás!- Comentó con ilusión, haciendo que dos grandes lagrimones cayeran de las mejillas de su hijo.
- ¡Mamá!- El niño se puso en pie y abrazó el cuerpo de apariencia etéreo de su madre que, a pesar de lo que uno pudiera pensar, era cálido como todos los abrazos que un niño recibe de sus madres.- Te he echado de menos.
- Lo sé, cariño, lo sé…- Respondió la mujer, secándole las lágrimas con sus manos fantasmales- Y siento tantísimo haberte dejado tan joven…
- No importa, mamá…- El niño suspiró, mirando el libro y sabiendo que no tenían mucho tiempo.- ¿Me cuentas un cuento?
La mujer sonrió, y el pequeño cogió una manta cubierta de polvo con la que cubrirse mientras su madre le contaba una historia llena de caballeros, princesas y dragones. Un cuento que desató la imaginación de Timmy mientras sus ojos iban poco a poco pegándose, hasta que se quedó dormido mientras su madre le acariciaba el cabello, apoyada dentro del círculo y observando como las velas poco a poco se iban consumiendo.
Una de ellas titiló y la figura de la mujer se volvió más transparente. Suspiró y se acercó al rostro de su hijo, besando su frente.
- Te quiero mucho, Timothy- Susurró, y sus palabras hicieron ondear la segunda mecha de la vela, haciendo que se apagara, y dejando en la habitación a un niño pequeño que había afirmado no tener miedo a los fantasmas. Porque su madre era uno de ellos, y no podía tenerle miedo a su madre.
¡Hola!
ResponderEliminarPues me ha gustado el relato. Y la iniciativa me parece súper original.
Un beso!
¡Cuánta ternura! He disfrutado muchísimo leyéndote, Gema. Todos quisiéramos en algún rincón de nuestra alma poder hacer algo similar. Muy bien relatado, muy ameno para leer. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Inma, la verdad es que es una historia que me encantaría poder vivir, pero dudo que la gente tenga esa suerte, por desgracia.
EliminarMe alegra que os gustara.
¡Un besín!
¡Hola! Me encanta tu blog, por eso te nomine a un premio ^^ te dejo el link para que lo veas, un abrazo
ResponderEliminarhttp://milletrasporandar.blogspot.com.es/2015/03/premio-black-wolf-blogger-award.html
Hola mucho gusto, es la primera vez que participo en esta dinámica. como te comentan tu historia es muy tierna y llena de sentimiento. felicidades. me encanta la idea.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por el comentario, Ana, me alegra que te gustara esta historia.
Eliminar¡Un besín!
Hola mucho gusto, es la primera vez que participo en esta dinámica. como te comentan tu historia es muy tierna y llena de sentimiento. felicidades. me encanta la idea.
ResponderEliminarUn relato muy bonito y tierno Gema, así me gustaría a mi que todos los niños, que por desgracia, perdieron de muy pequeños a sus madres, las pudieran recordar. Un abrazo.
ResponderEliminarOjalá, Frank, los niños pudieran tener unos recuerdos tn bonitos. Por desgracia a veces las cosas no son tan fáciles. Siempre hay que tener una actitud positiva ante estas cosas.
Eliminar¡Un besín, Frank!
Aayyyyssss, se me ha encogido el corazón (y se me ha saltado alguna lagrimilla, no lo negaré)... Como empezaba la historia mucho me temía que lo que iba a sentir era miedo, pero me has engañado bien, jejeje
ResponderEliminarMuchas gracias por jugar de nuevo! :-D
Besicos!
Joo no quería causar tantas emociones con el relato D: La verdad es que quería hacer una historia cuca y no dar miedo exactamente... bueno, es una historia paranormal.
EliminarEso si, en parte me alegra haberos confundido a todos.
Muahahaha
¡Un besín!
Qué requetebonito, Gema. Gracias por un relato tan tierno y lindo. Por cierto, que cuando leí tu casa abandonada y tu libro... Qué casualidad. Pero en fin, son totalmente diferentes.
ResponderEliminarDe nuevo fue un placer compartir juego contigo. Besos.
Jajaja Mary Ann no todas las historias son iguales aunque tengan los mismos elementos.
EliminarMe alegra que te gustara.
¡Un besín!
Impactante, me ha fascinado este relato! La verdad me has hecho creer una cosa y resultó ser otra muy diferente! Sigue asi cielo, me quedare pendiente de si hay otra actualizacion!
ResponderEliminarUn beso!
Precioso, Gema.
ResponderEliminarHa sido muy bonito y tierno. Me gusta mucho. Felicidades!!! Me alegro que estemos otra vez juntos.
Un abrazo.
PD: Lo que me he reído con el "cacho de tiza", xD!!!
Jaja y eso?? solo es una pequeña concesión literaria jajaja
EliminarMe alegra que te gustara ricardo.
¡Un besín!
Bonito relato. Conmovedor y tierno. Sobre todo me gusta lo bien descrito que está, haces fácil poder recrearlo mientras es leído.
ResponderEliminarUn saludo
Una historia muy tierna sobre un niño y su madre, la he disfrutado bastante.
ResponderEliminarSaludos.
Qué bonito!!! Me ha encantado, parecía que iba a ir por otros derroteros y al final están dulce. Felicidades!!!!!
ResponderEliminarPorque siempre me emocionas, Gema. Que mala eres buaaaaaaaa
ResponderEliminarAhora en serio, este texto es ternura, amor y ese toque macabro que tanto me inspira.
Un enorme beso
Lena
Hola!!!
ResponderEliminarMe a gustado mucho el relato *-* espero en un futuro formar parte de una iniciativa tan genial.
Me sorprendió la ternura y el terror del relato, me encanto
Un beso enorme!!
Hola!!
EliminarOlvide decirte, te he nominado a un Tag en mi blog :3 http://dulceagoniadelalectura.blogspot.com/2015/03/tag-sugestoes.html espero que te guste
Un beso!
Hola!!
EliminarOlvide decirte, te he nominado a un Tag en mi blog :3 http://dulceagoniadelalectura.blogspot.com/2015/03/tag-sugestoes.html espero que te guste
Un beso!