Conociendo a Alice I: Sombras chinas {Blogs Colaboradores}
¡Buenos días!
¡Lo logré! No tenía ni idea de qué iba a escribir esta semana para los blogs colaboradores hasta el miércoles. Esta idea me rondaba la cabeza pero no conseguía sacarla bien.
Pero aquí está.
Como sabéis porque os he avisado unas mil veces de esto, blogs colaboradores se encarga de emparejar un blog escritor (yo) con un blog lector (Laura de Probando ando, que es una chica muy maja a la que deberíais seguir) para que yo escriba una historia de 4 capítulos (1 por semana) y luego Laura la reseñe en su blog.
El tema de este mes (que además lo pensé yo, manda coj-...) es el vínculo paternofilial, ya que en medio del mes está el día del padre. Y debe aparecer un cuadro impresionista, pero eso lo dejaremos para más adelante.
Yo os presento a Alice, una joven que ha quedado huérfana por culpa de un accidente de coche, y a Ryan, su tío que debe enfrentarse no solo al duelo por su hermana sino también a una adolescente en su casa. Todo esto desencadenado por la repentina aparición de Alice cuando éste está con su pareja.
Ah, los personajes son de La Molécula de la discordia, por cierto jeje. Me encanta reciclar personajes (y es una excusa para profundizar en la relación de estos como no pude hacer en el NaNo)
Ya no me enrollo más. ¡Espero que os guste!
Tener una hija adoptiva era difícil, y Ryan lo sabía. Sobre todo cuando ni siquiera se la había buscado, y mucho menos cuando tenía la mala suerte de ser idéntica a su difunta hermana. Había muchos motivos por los cuales Ryan a veces obviaba el hecho de que una joven se había instalado en su habitación de invitados, poniendo su vida y su casa patas arriba a medida que subía el volumen de la radio.
Por eso, cuando invitó a Karina a dormir, no le advirtió de que una niña se paseaba por la cocina a altas horas de la mañana, se hacía un sandwich y volvía a encerrarse en su cuarto, como si nada hubiera pasado, hasta las 7 de la mañana que salía dirección a su instituto. Y tal vez, si todo hubiera ido bien, no habría tenido que dar explicaciones.
Tal vez, si todo hubiera seguido su curso, seguiría conviviendo con una extraña.
Pero cuando ambos decidieron trabajar desde casa, y cuando Alice cambió sus planes en el último momento, la estampa cambió en la residencia de los Chapman. Karina, la ex-estudiante de Ryan, apenas ocho años mayor que Alice, observó con sorpresa a la adolescente, de ojos azules intensos y cabello a la altura de los hombros, rubio y de apariencia suave. Ryan hizo amago de incorporarse, pero fue demasiado tarde. Cuando lo hizo, Alice ya corría a encerrarse en una habitación que no era la suya y, a sus ojos, nunca lo sería, dejando sobresaltada a la compañera de Ryan, que giró la cabeza hacia él.
El hombre se desplomó en el sofá con gesto cansado, peinándose el cabello moreno y cerrando su portátil. Karina hizo lo propio, prestando toda su atención a la futura explicación.
- Esa es Alice… Es mi sobrina.- Aunque no lo dijera en voz alta, Karina suspiró de alivio. Pensar que una joven así pudiera ser su hija le había puesto el corazón a mil por hora- Sin embargo cuando murió su madre quedó a mi cargo… Y ser padre es más difícil de lo que parece.
La habitación de Alice era un revuelto de maletas sin deshacer y persianas bajadas, con la joven en una punta de la cama y sin salir durante una semana. Esa era mi estampa cada vez que entreabría la puerta y dejaba algo de comida, solo para ir al salon y sumirme yo mismo en mi propio duelo.
Acababa de perder a mi hermana en un terrible accidente de coche, pero no era capaz de ser el adulto por un momento y cuidar a Alice como ella se merecía. Lo cual cabe decir que me hacía todavía más miserable, pensar que ni siquiera podía hacer nada por ella.
Sobre todo recuerdo el día en el que me di cuenta que algo tenía que cambiar. Escuchaba sus sollozos desde mi habitación y algo dentro de mí llegó a romperse con ellos. No sé si habrás sufrido así alguna vez, que te duela el dolor ajeno como si fuera propio. Tal vez es que me di cuenta que era el único capaz de ponerle remedio, pero el caso fue que me levanté de mi habitación y entré en la suya. El llanto cesó de inmediato, aunque todavía podía escuchar su nariz sorbiendo los mocos. No sé qué me esperaba. Alice era una cría. Lo sigue siendo. Tal vez creí que iba a conseguir superarlo ella sola encerrándose.
Pues bueno, me equivocaba.
Abrí la persiana solo lo suficiente para distinguir su figura en la cama y me apoyé en un extremo. Todos creerían que después de diez años dedicados a la docencia, habría aprendido algo sobre cómo tratar con adolescentes. Pero ni toda la enseñanza del mundo podrían prepararme para ese momento.
- Creo que…- Me costaba plantear una forma sutil de invitar a Alice a seguir con su vida. Me costaba porque ni siquiera yo era capaz de encontrarla para mí, pero dicen que cuando eres padre tienes que sobreponer los problemas de tus hijos a los tuyos propios. Y os prometo que lo intenté- que deberíamos salir a dar una vuelta. El museo de historia natural tiene una exposición sobre los Homo muy…
- No me interesa ver un puñado de esqueletos- Bufó ella, sorbiéndose los mocos y girándose para mirar a la pared. Antes del accidente, Alice siempre se apuntaba a hacer planes conmigo. Era su tío enrollado. Pero no era sus padres.
- ¿Prefieres ir de compras?- Puede que en esa frase añadiera un poco de desánimo, pero la verdad es que soy la clase de hombre que odia las compras- No has deshecho las maletas y no sé si es porque no te gusta la ropa o porque necesitas ayuda para organizarte o…
- ¡Es porque me la compraron ellos! ¿Lo entiendes?- Se giró a mirarme e incluso en la oscuridad pude ver sus ojeras, la nariz completamente roja y los labios húmedos y cortados por las lágrimas. Tras aquel brote inicial las lágrimas volvían a correr por sus mejillas, y por las mías, y mi único impulso fue el de abrazarla, sintiendo como su cuerpo convulsionaba del puro llanto, y como mi corazón se aceleraba. ¿Estaría haciéndolo bien? ¿Serviría de algo aquel abrazo? No tenía ni idea, pero no la solté, y poco a poco sus brazos se pegaron a mi cuerpo, su respiración se controló y me empujó un poco más lejos de ella.
Alargué la mano para secar una lágrima de su mejilla.
- Yo también la echo de menos- Admití, Alice sonrió, una de esas sonrisas nerviosas que nos salen cuando en realidad estamos al borde del llanto pero no queremos admitirlo. Corté otra de sus lágrimas, notando un nudo en mi garganta- Y es difícil porque eres idéntica a ella a tu edad. Pero sé que ella está en ti, en mi… Que si no la olvidamos no se irá del todo. Y que si algo aprendí de tu madre es que hay que reírse de todo. ¿Sabes lo que hizo cuando era pequeño y tenía miedo a las tormentas?
- ¿Te daban miedo las tormentas?
- No es relevante…- Alice soltó una pequeña risa, estaba cargada de mocos, pero era sincera. Aquello alivió un poco la presión de mi pecho, había conseguido que se riera.- El caso es que cogió unas cuantas velas…
- Sé que eras viejo, ¿pero tanto?- Aquella vez me reí yo, intentando parecer ofendido.
- No, por aquella época era normal que se fuera la luz cuando había tormenta.- Alice asintió y ensanché la sonrisa- Pues teníamos las velas, y una sábana gigante de su cama. La colgábamos de dos extremos de la habitación y creábamos nuestro propio teatro de sombras chinas. Hasta hicimos marionetas y debo tener el guión de nuestras historias por alguna parte.
- ¿En serio?- Los ojos de Alice brillaban de emoción. Asentí y me levanté.
- Claro que sí, ¿quieres verlo?
Ella corrió a incorporarse también, y me cogió de la mano mientras íbamos a mi desván en busca de cosas. No aparecieron los guiones, pero encontré más objetos y algunas anécdotas con las que pasamos la tarde e hice que, al fin, Alice se abriera un poco.
Entonces me di cuenta que era cierto. Mi hermana no moriría del todo mientras la recordásemos. Y era la forma de unirnos.
Aunque para llegar a ese punto aún quede bastante.
¡Lo logré! No tenía ni idea de qué iba a escribir esta semana para los blogs colaboradores hasta el miércoles. Esta idea me rondaba la cabeza pero no conseguía sacarla bien.
Pero aquí está.
Como sabéis porque os he avisado unas mil veces de esto, blogs colaboradores se encarga de emparejar un blog escritor (yo) con un blog lector (Laura de Probando ando, que es una chica muy maja a la que deberíais seguir) para que yo escriba una historia de 4 capítulos (1 por semana) y luego Laura la reseñe en su blog.
El tema de este mes (que además lo pensé yo, manda coj-...) es el vínculo paternofilial, ya que en medio del mes está el día del padre. Y debe aparecer un cuadro impresionista, pero eso lo dejaremos para más adelante.
Yo os presento a Alice, una joven que ha quedado huérfana por culpa de un accidente de coche, y a Ryan, su tío que debe enfrentarse no solo al duelo por su hermana sino también a una adolescente en su casa. Todo esto desencadenado por la repentina aparición de Alice cuando éste está con su pareja.
Ah, los personajes son de La Molécula de la discordia, por cierto jeje. Me encanta reciclar personajes (
Ya no me enrollo más. ¡Espero que os guste!
Tener una hija adoptiva era difícil, y Ryan lo sabía. Sobre todo cuando ni siquiera se la había buscado, y mucho menos cuando tenía la mala suerte de ser idéntica a su difunta hermana. Había muchos motivos por los cuales Ryan a veces obviaba el hecho de que una joven se había instalado en su habitación de invitados, poniendo su vida y su casa patas arriba a medida que subía el volumen de la radio.
Por eso, cuando invitó a Karina a dormir, no le advirtió de que una niña se paseaba por la cocina a altas horas de la mañana, se hacía un sandwich y volvía a encerrarse en su cuarto, como si nada hubiera pasado, hasta las 7 de la mañana que salía dirección a su instituto. Y tal vez, si todo hubiera ido bien, no habría tenido que dar explicaciones.
Tal vez, si todo hubiera seguido su curso, seguiría conviviendo con una extraña.
Pero cuando ambos decidieron trabajar desde casa, y cuando Alice cambió sus planes en el último momento, la estampa cambió en la residencia de los Chapman. Karina, la ex-estudiante de Ryan, apenas ocho años mayor que Alice, observó con sorpresa a la adolescente, de ojos azules intensos y cabello a la altura de los hombros, rubio y de apariencia suave. Ryan hizo amago de incorporarse, pero fue demasiado tarde. Cuando lo hizo, Alice ya corría a encerrarse en una habitación que no era la suya y, a sus ojos, nunca lo sería, dejando sobresaltada a la compañera de Ryan, que giró la cabeza hacia él.
El hombre se desplomó en el sofá con gesto cansado, peinándose el cabello moreno y cerrando su portátil. Karina hizo lo propio, prestando toda su atención a la futura explicación.
- Esa es Alice… Es mi sobrina.- Aunque no lo dijera en voz alta, Karina suspiró de alivio. Pensar que una joven así pudiera ser su hija le había puesto el corazón a mil por hora- Sin embargo cuando murió su madre quedó a mi cargo… Y ser padre es más difícil de lo que parece.
La habitación de Alice era un revuelto de maletas sin deshacer y persianas bajadas, con la joven en una punta de la cama y sin salir durante una semana. Esa era mi estampa cada vez que entreabría la puerta y dejaba algo de comida, solo para ir al salon y sumirme yo mismo en mi propio duelo.
Acababa de perder a mi hermana en un terrible accidente de coche, pero no era capaz de ser el adulto por un momento y cuidar a Alice como ella se merecía. Lo cual cabe decir que me hacía todavía más miserable, pensar que ni siquiera podía hacer nada por ella.
Sobre todo recuerdo el día en el que me di cuenta que algo tenía que cambiar. Escuchaba sus sollozos desde mi habitación y algo dentro de mí llegó a romperse con ellos. No sé si habrás sufrido así alguna vez, que te duela el dolor ajeno como si fuera propio. Tal vez es que me di cuenta que era el único capaz de ponerle remedio, pero el caso fue que me levanté de mi habitación y entré en la suya. El llanto cesó de inmediato, aunque todavía podía escuchar su nariz sorbiendo los mocos. No sé qué me esperaba. Alice era una cría. Lo sigue siendo. Tal vez creí que iba a conseguir superarlo ella sola encerrándose.
Pues bueno, me equivocaba.
Abrí la persiana solo lo suficiente para distinguir su figura en la cama y me apoyé en un extremo. Todos creerían que después de diez años dedicados a la docencia, habría aprendido algo sobre cómo tratar con adolescentes. Pero ni toda la enseñanza del mundo podrían prepararme para ese momento.
- Creo que…- Me costaba plantear una forma sutil de invitar a Alice a seguir con su vida. Me costaba porque ni siquiera yo era capaz de encontrarla para mí, pero dicen que cuando eres padre tienes que sobreponer los problemas de tus hijos a los tuyos propios. Y os prometo que lo intenté- que deberíamos salir a dar una vuelta. El museo de historia natural tiene una exposición sobre los Homo muy…
- No me interesa ver un puñado de esqueletos- Bufó ella, sorbiéndose los mocos y girándose para mirar a la pared. Antes del accidente, Alice siempre se apuntaba a hacer planes conmigo. Era su tío enrollado. Pero no era sus padres.
- ¿Prefieres ir de compras?- Puede que en esa frase añadiera un poco de desánimo, pero la verdad es que soy la clase de hombre que odia las compras- No has deshecho las maletas y no sé si es porque no te gusta la ropa o porque necesitas ayuda para organizarte o…
- ¡Es porque me la compraron ellos! ¿Lo entiendes?- Se giró a mirarme e incluso en la oscuridad pude ver sus ojeras, la nariz completamente roja y los labios húmedos y cortados por las lágrimas. Tras aquel brote inicial las lágrimas volvían a correr por sus mejillas, y por las mías, y mi único impulso fue el de abrazarla, sintiendo como su cuerpo convulsionaba del puro llanto, y como mi corazón se aceleraba. ¿Estaría haciéndolo bien? ¿Serviría de algo aquel abrazo? No tenía ni idea, pero no la solté, y poco a poco sus brazos se pegaron a mi cuerpo, su respiración se controló y me empujó un poco más lejos de ella.
Alargué la mano para secar una lágrima de su mejilla.
- Yo también la echo de menos- Admití, Alice sonrió, una de esas sonrisas nerviosas que nos salen cuando en realidad estamos al borde del llanto pero no queremos admitirlo. Corté otra de sus lágrimas, notando un nudo en mi garganta- Y es difícil porque eres idéntica a ella a tu edad. Pero sé que ella está en ti, en mi… Que si no la olvidamos no se irá del todo. Y que si algo aprendí de tu madre es que hay que reírse de todo. ¿Sabes lo que hizo cuando era pequeño y tenía miedo a las tormentas?
- ¿Te daban miedo las tormentas?
- No es relevante…- Alice soltó una pequeña risa, estaba cargada de mocos, pero era sincera. Aquello alivió un poco la presión de mi pecho, había conseguido que se riera.- El caso es que cogió unas cuantas velas…
- Sé que eras viejo, ¿pero tanto?- Aquella vez me reí yo, intentando parecer ofendido.
- No, por aquella época era normal que se fuera la luz cuando había tormenta.- Alice asintió y ensanché la sonrisa- Pues teníamos las velas, y una sábana gigante de su cama. La colgábamos de dos extremos de la habitación y creábamos nuestro propio teatro de sombras chinas. Hasta hicimos marionetas y debo tener el guión de nuestras historias por alguna parte.
- ¿En serio?- Los ojos de Alice brillaban de emoción. Asentí y me levanté.
- Claro que sí, ¿quieres verlo?
Ella corrió a incorporarse también, y me cogió de la mano mientras íbamos a mi desván en busca de cosas. No aparecieron los guiones, pero encontré más objetos y algunas anécdotas con las que pasamos la tarde e hice que, al fin, Alice se abriera un poco.
Entonces me di cuenta que era cierto. Mi hermana no moriría del todo mientras la recordásemos. Y era la forma de unirnos.
Aunque para llegar a ese punto aún quede bastante.
¡Hola!
ResponderEliminarPues me ha gustado mucho >.<
Yo también estoy en esa iniciativa esperando el texto de mi pareja.
Es genial :D
Besos!
Ay esperemos que de señales de vida pronto D: Si no, ponte en contacto conmigo o con Sara y vemos qué hacer.
EliminarMe alegra que te gustara el relato :D
¡Un besín!
Me gusta mucho... Pinta bien la cosa... :-)
ResponderEliminarSólo una cosa, ¿por qué has pasado del omnisciente a la primera persona?
Y después de leer el tuyo tengo muy claro que el mío no va a quedar tan bien, en cuanto a lo del tema principal al menos... Pero bueno, lo importante es participar y esas cosas... ¿no? :-P
Besicos!
No, el salto del omnisciente a la primera persona es intencionado, es como si Ryan comenzase a contarle a Karina la historia de cómo fue al principio su vida con Alice y esas conversaciones desencadenarán los recuerdos. Un recurso un tanto raro pero en mi cabeza quedaba bien jajaja
EliminarY oye, quien sabe, yo aún puedo cagarla mucho y lo tuyo está bien encaminado, Ramón ;) Además, a quien tiene que gustarle es a tu reseñadora.
¡Un besín!
Pues al final si te ha salido hacer algo padre-hija... sigo prefiriendo la fantasia, pero igual me gusto xd
ResponderEliminarYo aun no se como hare para profundizar mas la realcion en el mio. Tampoco entiendo porque te cambiaste de narrador, fue pura confusion o tenia alguna intecion...?
Ñé, te prometo que alguna de las rondas obligaré a todo el mundo a escribir fantástico jajaja De momento en esta teníamos este tema, a ver qué hacemos en Abril/mayo (aunque no me toca escribir si seguimos siendo los mismos...)
EliminarA ver, no tiene por qué ser una relación profunda, no tiene por qué ser una relación afectiva. Tiene que existir. Los vínculos padre/hija no siempre son perfectos, no?
Para lo del cambio de narrador lee la respuesta al comentario de ramón, sí, es intencionado jajaja.
¡Un besín!
Hola Gema, pinta bien la historia. Lo del cambio del narrador esta interesante, pero debería haber algo que lo hiciera entender mejor. Me refiero a que se sepa que se lo esta contando a Karina. De resto, pues tengo bastante curiosidad.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Creo que en el siguiente capítulo habrá otro flashback (el último ya) y marcaré mejor lo de que se lo está contando, interrumpiendo y esas cosas. De todos modos muchísimas gracias por tu corrección y espero que el próximo capítulo sea mejor.
EliminarMuchas gracias por el comentario Laura.
¡Un besín!
Hola! Me gustó mucho la historia punta muy bien y tengo ganas de seguir leyendo 😊
ResponderEliminarHola! Me gustó mucho la historia punta muy bien y tengo ganas de seguir leyendo 😊
ResponderEliminarResulta extraño ese cambio de punto de vista, pero el resultado es impecable, un inicio la mar de prometedor :D
ResponderEliminarUn besote
Lena
Por fin tengo tiempo para leeros!!!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el primer capítulo ^^ Me ha encantado cómo ha intentado solucionar el problema :)
A ver cómo se las ingenia a partir de ahora ^^
Un besazo guapa! Sigo leyendo ;P
Me encanta la historia, Alice me parece muy tierna y dulce, pobrecilla. Voy a por el segundo ^^
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