Ni todos los hombres son buenos... {Relato Corto}
¡Buenos días!
Hoy os traigo la tercera entrega de cuéntame tu historia. Sí, el especial Halloween, a 21 de noviembre.
Lo normal.
Lo siento en primer lugar a mi Desdentao y a Devi por ser una tardona. Me coincidió con el NaNo y tenía que escoger.
Pero bueno, más vale tarde que nunca y aquí tenemos a varios personajes. Sí varios. Me daban una selección de 4 personajes y he escogido 3. Porque lo hago con 3 semanas de retraso así que cojo 3 personajes.
Vale, ya dejo de enrollarme. Ahora os dejo con el relato.
¡Nos leemos el lunes!
Nombre: AyleenCaracterística: brujaFísico: pelo largo y moreno, ojos ámbar, complexión delgada, huesos marcados.Situación: debido a ciertos acontecimientos relacionados con ella y que han ocurrido a su alrededor, la acusaciones de brujería han ido tomando peso.
Nombre: KalenFísico: alto, delgaducho, moreno Personalidad: solitario, emocionalSituación: en la noche de Halloween, pasea por el cementerio. Y ve algo que no debería haber visto.
Nombre: SuriaCaracterística: sirenaFísico:-Humana: a vuestra elección-Sirena: cabello entre verde y azul (podéis asemejarlo a las algas o algo parecido), ojos sin pupila, verdes. El resto de características las podéis elegir vosotros.Situación: no te dejes engañar por su belleza. Estas criaturas no son lo que parece y en la noche de brujas, donde todo vale, su poder es más fuerte. Ten cuidado.
El viento soplaba con fuerza entre las ramas de los árboles, como si fuera un cántico frío que acompañaba a la noche de muertos. La luna era la única iluminando el cementerio, creando sombras onduladas que habrían puesto los pelos de punta a cualquiera.
Pero no a Kalen. Acompañado por una antorcha que hacía vibrar sus ojos azules, caminaba como si no tuviera nada que perder, revisando los nombres de las lápidas y tomándose su tiempo para lamentar la muerte de todos ellos. Sus pisadas eran suaves, lentas, como si no quisiera perturbar a los muertos. Y caminó despacio hasta la tumba que estaba buscando, arrodillándose frente a ella, incapaz de contener las lágrimas.
Allí yacía su madre, desde hacía tantos años que algunos se preguntarían cómo podía seguir echándola de menos. Pero lo hacía. Cada mañana se despertaba sintiendo un vacío en su pecho y recordando los chillidos del día en el que murió, intentando detener a su marido en vano. Ahora ese hombre se pudría en la prisión, pero eso no consolaba a Kalen. Porque ella ya no estaba.
- Hola Mamá- Susurró, como un hilo de voz por encima de su sollozo. Se sorbió la nariz antes de seguir hablando- Sigo echándote de menos, ojalá estuvieras aquí... La verdad es que intento ser como me dijiste, fuerte, valiente... Pero no valgo para nada- Depositó un pequeño ramo con lilas a sus pies, era su flor favorita- A veces me gustaría ser tu niño para siempre, y estar a tu lado... Si tuviera la fuerza...
Siempre lo pensaba, pero era tan cobarde que no podía cortarse, no veía el momento de morir para estar con ella pero no tenía fuerzas para hacerlo. Fue a explicarle cómo le había ido el año, las pocas cosas buenas y las muchas malas que le habían ocurrido. Sin embargo algo le detuvo.
Por encima de la música del viento, se escuchaba un canto. Era suave, sutil, casi ni era capaz de entender las palabras, pero reconocía la cadencia. La voz se hizo más fuerte mientras se ponía en pie, mirando alrededor en busca del emisor. Ella estaba al final del cementerio, cerca de un lago. Era una chica rubia de ojos azules, la hija del panadero. Le sonrió y se acercó al lago, sin dejar de cantar. Kalen no dejaba de preguntarse cómo era capaz de emitir esos sonidos, parecía un ángel.
Se puso en pie, incitado a seguirla, solo turbándose al ver cómo su vestido azul caía a plomo sobre la superficie del agua. Su corazón se aceleró y sus piernas tenían tanta ansia por avanzar que se quedaron quietas. La música seguía sonando en su cabeza, y poco a poco se volvió a poner en marcha.
Pero su celebro lo alertó. "Está bajo el agua y sigues escuchando su voz" Él intentó ignorarlo, aunque su cuerpo disminuyó la velocidad. "No es lo que crees". Sacudió la cabeza, observando su silueta en el agua. La chica emergió, su cabello verde por las algas, brillando por la luz de la luna. Tenía la piel verdosa, seguramente reflejando la superficie del agua.
No fue hasta que abrió sus ojos, verdes, sin pupila, que se le detuvo el corazón, aunque no dejó de caminar. "Es una sirena. HUYE"
Pero por mucho que su cabeza intentara ser sensata, su cuerpo no le hacía caso, movido por el deseo que el cántico de la sirena le inculcaba. Se arrodilló frente al lago, sintiendo el agua helada en las rodillas y sintiendo cómo ella alzaba su mano, con membranas entre los dedos y escamosa, para tomarle el rostro.
Y, de golpe, algo le empujó a un lado. La música se deshizo, el hechizo se rompió.
Kalen pensó en correr, se puso en pie torpemente cuando vio una llama azul ir directo a su cara. Se agachó a duras penas, aunque el cabello moreno se le chamuscó en las puntas. Giró la cabeza para ver qué estaba pasando.
La criatura del agua bufaba, mostrando sus dientes afilados. La magia se había desvanecido y no veía a la diosa que antes había creído observar, sino al monstruo que estuvo a punto de atravesarle el alma. Al principio creyó que le bufaba a él, pero luego vio a otra joven, raquítica, tan delgada que casi parecía un esqueleto, con el cabello moreno ondeando al viento y sus ojos ámbar llameando como si estuvieran hechos de fuego. Sus labios se movían con rapidez y de golpe alzó una mano al cielo. Un rayo cayó directamente sobre el lago y la sirena lanzó un último chillido lastimero antes de caer inerte sobre la orilla.
La joven trastabilló. Sin dudarlo un segundo, Kalen corrió a sostenerla en pie.
- Gracias...- Murmuró ella, apoyándose en su hombro para recomponerse- Aunque me las deberías dar tu a mí. Si no llego a estar aquí... ¿Cómo eres tan idiota de venir al cementerio cuando hay tantos rumores sobre monstruos y brujería?
- Pero es el día de muertos...- Murmuró, mirando un segundo a la colina donde estaba la tumba de su madre. La antorcha se había apagado y casi no la distinguía, pero sabía dónde estaba.
- También es el día de brujas. Y tú casi te conviertes en un muerto- Se sacudió el polvo de la ropa, sin dejar de mirarle.
- Pero tú eres una bruja...- De golpe supo quién era, Ayleen. La chica a la que siempre acusaban de brujería, aunque al parecer con motivo. Se habría apartado de no estar tan sorprendido.
- Sí, ¿y?
- Me has salvado...
- Y todavía no he oído un "gracias".
- Pero...- Kalen estaba intentando arrancarse de golpe todos los prejuicios que le habían inculcado sobre la brujería. Una parte de él le decía que debía sentir miedo. Su cerebro intentaba decirle que se calmara y diera las gracias.
- Mira, ni todos los hombres son buenos ni todos los monstruos son malos.- Lo cortó Ayleen, separándose bruscamente de él.- Pero si quieres seguir con esa mentalidad, puedes ir a hablar con el alcalde y acusarme de brujería. Total, no serías el primero.
Bajó la vista a sus pies, descalzos y cubiertos de barro. Kalen siguió su mirada.
- No.
- ¿No?- Ayleen volvió a mirarle, sus ojos brillando esperanzados.
- No voy a acusar a quien me ha salvado la vida- Sonrió- Por cierto, gracias...
Ayleen sonrió de vuelta.
- No es nada.- Caminó hacia una esquina, donde había un pequeño petate- Me alegra haberte salvado, ahora, si me disculpas, voy al bosque antes de que me quemen en una hoguera.
- ¿Puedo ir?- Preguntó él. Le salió solo, tan espontáneo que no se dio cuenta de lo que acababa de preguntar. Ayleen se giró tan bruscamente que creyó que había invocado a un vendaval, haciendo que se encogiese, intimidado.- De todos modos, no encajo aquí.
Ella lo escrutó con la mirada.
- ¿Eres el hijo del leñador preso, no?- Kalen apretó los dientes, asintiendo. Todo el mundo conocía su historia en el pueblo. Ayleen escupió al suelo- Que se pudra en su celda. Claro, puedes venir conmigo. Además, siempre podré hacerte engordar y asarte, y nadie te echará de menos.
- ¡Oye!- Murmuró él, ofendido. Ayleen rió.
- Era una broma... Las brujas tenemos un humor extraño, vete acostumbrando.
Kalen asintió, siguiéndola hacia la espesura del bosque, donde los cánticos de los árboles se atenuaban y ya nada daba tanto miedo.
A fin de cuentas, no todos los monstruos son malos.
Pero no a Kalen. Acompañado por una antorcha que hacía vibrar sus ojos azules, caminaba como si no tuviera nada que perder, revisando los nombres de las lápidas y tomándose su tiempo para lamentar la muerte de todos ellos. Sus pisadas eran suaves, lentas, como si no quisiera perturbar a los muertos. Y caminó despacio hasta la tumba que estaba buscando, arrodillándose frente a ella, incapaz de contener las lágrimas.
Allí yacía su madre, desde hacía tantos años que algunos se preguntarían cómo podía seguir echándola de menos. Pero lo hacía. Cada mañana se despertaba sintiendo un vacío en su pecho y recordando los chillidos del día en el que murió, intentando detener a su marido en vano. Ahora ese hombre se pudría en la prisión, pero eso no consolaba a Kalen. Porque ella ya no estaba.
- Hola Mamá- Susurró, como un hilo de voz por encima de su sollozo. Se sorbió la nariz antes de seguir hablando- Sigo echándote de menos, ojalá estuvieras aquí... La verdad es que intento ser como me dijiste, fuerte, valiente... Pero no valgo para nada- Depositó un pequeño ramo con lilas a sus pies, era su flor favorita- A veces me gustaría ser tu niño para siempre, y estar a tu lado... Si tuviera la fuerza...
Siempre lo pensaba, pero era tan cobarde que no podía cortarse, no veía el momento de morir para estar con ella pero no tenía fuerzas para hacerlo. Fue a explicarle cómo le había ido el año, las pocas cosas buenas y las muchas malas que le habían ocurrido. Sin embargo algo le detuvo.
Por encima de la música del viento, se escuchaba un canto. Era suave, sutil, casi ni era capaz de entender las palabras, pero reconocía la cadencia. La voz se hizo más fuerte mientras se ponía en pie, mirando alrededor en busca del emisor. Ella estaba al final del cementerio, cerca de un lago. Era una chica rubia de ojos azules, la hija del panadero. Le sonrió y se acercó al lago, sin dejar de cantar. Kalen no dejaba de preguntarse cómo era capaz de emitir esos sonidos, parecía un ángel.
Se puso en pie, incitado a seguirla, solo turbándose al ver cómo su vestido azul caía a plomo sobre la superficie del agua. Su corazón se aceleró y sus piernas tenían tanta ansia por avanzar que se quedaron quietas. La música seguía sonando en su cabeza, y poco a poco se volvió a poner en marcha.
Pero su celebro lo alertó. "Está bajo el agua y sigues escuchando su voz" Él intentó ignorarlo, aunque su cuerpo disminuyó la velocidad. "No es lo que crees". Sacudió la cabeza, observando su silueta en el agua. La chica emergió, su cabello verde por las algas, brillando por la luz de la luna. Tenía la piel verdosa, seguramente reflejando la superficie del agua.
No fue hasta que abrió sus ojos, verdes, sin pupila, que se le detuvo el corazón, aunque no dejó de caminar. "Es una sirena. HUYE"
Pero por mucho que su cabeza intentara ser sensata, su cuerpo no le hacía caso, movido por el deseo que el cántico de la sirena le inculcaba. Se arrodilló frente al lago, sintiendo el agua helada en las rodillas y sintiendo cómo ella alzaba su mano, con membranas entre los dedos y escamosa, para tomarle el rostro.
Y, de golpe, algo le empujó a un lado. La música se deshizo, el hechizo se rompió.
Kalen pensó en correr, se puso en pie torpemente cuando vio una llama azul ir directo a su cara. Se agachó a duras penas, aunque el cabello moreno se le chamuscó en las puntas. Giró la cabeza para ver qué estaba pasando.
La criatura del agua bufaba, mostrando sus dientes afilados. La magia se había desvanecido y no veía a la diosa que antes había creído observar, sino al monstruo que estuvo a punto de atravesarle el alma. Al principio creyó que le bufaba a él, pero luego vio a otra joven, raquítica, tan delgada que casi parecía un esqueleto, con el cabello moreno ondeando al viento y sus ojos ámbar llameando como si estuvieran hechos de fuego. Sus labios se movían con rapidez y de golpe alzó una mano al cielo. Un rayo cayó directamente sobre el lago y la sirena lanzó un último chillido lastimero antes de caer inerte sobre la orilla.
La joven trastabilló. Sin dudarlo un segundo, Kalen corrió a sostenerla en pie.
- Gracias...- Murmuró ella, apoyándose en su hombro para recomponerse- Aunque me las deberías dar tu a mí. Si no llego a estar aquí... ¿Cómo eres tan idiota de venir al cementerio cuando hay tantos rumores sobre monstruos y brujería?
- Pero es el día de muertos...- Murmuró, mirando un segundo a la colina donde estaba la tumba de su madre. La antorcha se había apagado y casi no la distinguía, pero sabía dónde estaba.
- También es el día de brujas. Y tú casi te conviertes en un muerto- Se sacudió el polvo de la ropa, sin dejar de mirarle.
- Pero tú eres una bruja...- De golpe supo quién era, Ayleen. La chica a la que siempre acusaban de brujería, aunque al parecer con motivo. Se habría apartado de no estar tan sorprendido.
- Sí, ¿y?
- Me has salvado...
- Y todavía no he oído un "gracias".
- Pero...- Kalen estaba intentando arrancarse de golpe todos los prejuicios que le habían inculcado sobre la brujería. Una parte de él le decía que debía sentir miedo. Su cerebro intentaba decirle que se calmara y diera las gracias.
- Mira, ni todos los hombres son buenos ni todos los monstruos son malos.- Lo cortó Ayleen, separándose bruscamente de él.- Pero si quieres seguir con esa mentalidad, puedes ir a hablar con el alcalde y acusarme de brujería. Total, no serías el primero.
Bajó la vista a sus pies, descalzos y cubiertos de barro. Kalen siguió su mirada.
- No.
- ¿No?- Ayleen volvió a mirarle, sus ojos brillando esperanzados.
- No voy a acusar a quien me ha salvado la vida- Sonrió- Por cierto, gracias...
Ayleen sonrió de vuelta.
- No es nada.- Caminó hacia una esquina, donde había un pequeño petate- Me alegra haberte salvado, ahora, si me disculpas, voy al bosque antes de que me quemen en una hoguera.
- ¿Puedo ir?- Preguntó él. Le salió solo, tan espontáneo que no se dio cuenta de lo que acababa de preguntar. Ayleen se giró tan bruscamente que creyó que había invocado a un vendaval, haciendo que se encogiese, intimidado.- De todos modos, no encajo aquí.
Ella lo escrutó con la mirada.
- ¿Eres el hijo del leñador preso, no?- Kalen apretó los dientes, asintiendo. Todo el mundo conocía su historia en el pueblo. Ayleen escupió al suelo- Que se pudra en su celda. Claro, puedes venir conmigo. Además, siempre podré hacerte engordar y asarte, y nadie te echará de menos.
- ¡Oye!- Murmuró él, ofendido. Ayleen rió.
- Era una broma... Las brujas tenemos un humor extraño, vete acostumbrando.
Kalen asintió, siguiéndola hacia la espesura del bosque, donde los cánticos de los árboles se atenuaban y ya nada daba tanto miedo.
A fin de cuentas, no todos los monstruos son malos.
Eres tan maravillosa que no coges un personaje. No. Coges tres. Y tan maravillosa que eres capaz de juntarlos magníficamente en un solo relato. Me ha encantado, como siempre <3
ResponderEliminarUn besín, vikinga mía. Y no te preocupes por la tardanza, que no pasa nada. Y ya sabes que yo te perdono todo <3
Jo, gracias dragona <3 Shey también cogió 3 personajes, parece que nos leemos la mente :P
EliminarEs que escogisteis un mal día, yo te avisé. Súbelo una semana antes y lo subimos todas el 31. Pero no me hiciste caso y yo ya no podía ponerme a escribirlo xD
Un besín dragona, a ver con qué nos sorprendes ahora~~
¡Hija de tu madre! ¿Porque? ¿Porque eres tan buena? Ahora me dan ganas de borrar la mia u.u
ResponderEliminarMe enamoró la descripción del principio y me encantó la rapidez que utilizaste para dar paso a la acción y a la resolución.
Y como soy mala y aun tengo rencor, hay una errata: Pero su celebo lo alertó.
P.D: luego me dices a mí que soy mala y pongo cosas crueles y tristes xddd
<3
Cada cual tiene su estilo, tranquila, que es todo práctica.
EliminarJo, el día en el que escriba desde google keep y no escriba una errata seré feliz, también es que no me hayo al escribir desde la tablet.
Perdona, yo no maté a nadie más que a la sirena directamente, y solo hice lo de los padres para que el mensaje final tuviera sentido. Tu matas casi porque sí xD
¡Un besín!
Cada vez amo mas este lugar :O
ResponderEliminarNo hay que dejarse llevar por las apariencias, puede costarnos la vida. Coincido con la moraleja de tu historia, no deberiamos juzgar por las apariencias, a primera vista engañan.
Me dejas impresionada, presentamé a tu inspiración, quiero conocerla ;D
Un besazoo
Lena
Mi inspiración fue una clase de microbiología con un profesor diciéndonos que fueramos a Infiesto (un pueblo) a ver unos lagos y ya de paso pasáramos a un japonés de ahí al lado.
EliminarBueno, no, la idea venía de casa, lo que pasa es que desconecté cosa mala en ese instante.
Y sí, ya no solo que no deberíamos juzgar por las apariencias, sino que muchas veces las mentiras que nos cuentan sobre ciertos grupos raciales son erróneas (ay, eso quedaría tan bien en mi examen de antro...)
¡Un besín enorme Lena!
De quién está claro que no hay que fiarse es de las sirenas... (Yo también escribí una historia sobre ellas), pero de las brujas... Soy muy fan de las brujas de Mundodisco, y ahora también de las de MundoGema ;-P
ResponderEliminarBesicos!
PD. Mola esta iniciativa también :-)
Creo que lo leí... pero ahora mismo temo no haberlo hecho jajaja
EliminarNo, en serio Ramón, no me digas estas cosas que luego me las creo jajaja Ahora tengo una sonrisa tonta en el rostro :) Muchas gracias jo.
La iniciativa mola mucho, además es de mi dragona ;) Si quieres pasarte por su blog, tienen ya 4 entradas para inspirarte y creo que la semana que viene es la siguiente. A ver si me pongo al día.
¡Un besín!
¡Qué bonito! La verdad es que toda la historia tiene mucho sentimiento... ¡Me encanta!
ResponderEliminarJo, muchas gracias cielo <3
EliminarMe alegra que te gustase.
¡Un besín!
Qué chico más cuqui!! Me ha encantado el relato, de verdad, lo de la sirena me ha dejado ganas de más, ¿habrá segunda parte? :D
ResponderEliminarUn besazo ^^
¡Hola Edith!
EliminarKalen es muy cuqui, la verdad es que me resultan adorables, pero no creo que dieran para más. Son ese tipo de historias que solo tienen un capítulo, creo. De todos modos quién sabe, otras muchas historias solo iban a ser una y no más, y crecieron :)
¡Un besín y gracias por comentar!
Me ha gustado mucho la historia, sobre todo la parte en la que de repente aparece Ayleen, le da un giro bastante cómico y natural a todo.
ResponderEliminarHas conseguido crear una historia muy entretenida (y de Halloween) con tres personajes a la vez, ¡todo un récord, diría yo!
Me encantan todas tus historias, hermana plutoniana ;)
Bss! ¡Sigue así!
Ayleen me encantó, además ya me han pedido continuar la historia, por lo que no fue a mi sola. Me alegra que te gustara tanto, hermana plutoniana :)
Eliminar¡Un besín!
Un relato muy entretenido! Y además me gusta la forma en que has encajado a estos tres personajes. El título me ha llamado mucho la atención para leerlo. Me gusta también el toque de humor que le has dado.
ResponderEliminarUn saludo! :)
El título creo que fue un poco lo que construyó a la historia, al menos propició muchos cambios en la narración. Me alegra que te gustara y sí, siempre tiendo a meter una pizca de humor, sobre todo cuando hay brujas de por medio, no me preguntes por qué.
Eliminar¡Un besín!
me encanta!!!!!!!!!!! tu vocabulario es genial, me enamora. Esta vez el mío es de amor jaja. Si, lo sé, mi lógica es increíble. Bueno, me enanta como escribes, deberías poner a la venta un libro, yo lo compraría!!
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