Retorno de la hija pródiga {Relato Corto}
¡Buenos días!
Os estaréis preguntando por qué subo relato hoy. Bueno, aparte de querer darle más puntos a la cabaña de Hermes (¡Os robaremos la victoria y la cartera!), coincide que había usado a Daphne para un relato de mañana en el "Te robo una frase", en el que está contando a sus compañeros de cabaña cómo han sido sus años fuera del campamento... Y porque mencionaba a Liz, y para eso estaría bien que la conocierais, y no solo por los relatos que tiene Tiina en su blog y podéis leer aquí y aquí.
Así que, para que todo tenga lógica cronológicamente (mentira, porque voy a ir alternando presente y pasado en sus historias), he decidido subir hoy este.
¡Que lo disfruteis!
Eran las dos de la mañana cuando había dejado su casa, básicamente con lo puesto y un pequeño petate para emergencias. Y el sol estaba en su cénit cuando sus pies tocaron el suelo herbáceo que rodeaba al campamento. Daphne golpeó con los talones el suelo, y las alas de sus tobillos volvieron a convertirse en un tatuaje, casi parecían agradecidas del descanso que su portadora les ofrecía.
Inspiró hondo, antes de dar un paso, y trató de buscar las diferencias, algo que le advirtiese que tenía que volver. Pero el Campamento se mantenía igual, como si el tiempo no pasara por él. Aunque estaba segura de que así era. Entornó los ojos para ver la capa irisada que protegía el campamento, impidiendo que ni mortales ni monstruos pudieran entrar. Se preguntó qué pasaría si, ahora que había renegado del campamento, este le impidiera entrar. Podría dar la vuelta, volver a casa y ser feliz, vivir una vida normal.
Pero estaba allí, y era por algo. Podría decirse que no quería entrar, pero al menos tenía que. Avanzó, conteniendo la respiración hasta pasar el arco del campamento.
Y, de golpe, el campamento volvió a envolverla.
Los gritos de los campistas mientras competían atravesaron sus oídos, podía sentir el calor proveniente de la cabaña de hefesto, oler las flores de los hijos de Démeter y, a lo lejos, veía a alguno de sus hermanos intentando robar a sus compañeros de campamento. Una extraña sensación de añoranza la invadió. Claro que echaba de menos eso. Lo malo eran los monstruos.
Mientras continuaba bajando, distinguió a Abbie charlando cerca de su árbol. Estaba más pálida, aunque era difícil de ver en alguien con piel de árbol, y parecía haber perdido algunas de las agujas que a su vez hacían de pelo. Al verla, sonrió y saludó con la mano. La joven que estaba con ella se giró. Tenía el cabello rojo como el fuego y los ojos claros.
-¡Daphne! ¡Has venido!- Dijo, a medida que corría hacia ella.
Daphne sonrió, extendiendo los brazos para abrazarla. Al llegar, la joven la abrazó con tanta fuerza que creyó que se quedaba sin aire, aunque no pareció importarle. Rió, rodeándola con los brazos entre quejas.
- ¡Liz! ¡Me ahogas!
Liz rió, apartándose. Ahora que estaba en el campamento, no podía creerse que lo hubiera abandonado durante casi dos años. Era como si todo lo malo se hubiera desvanecido al reencontrarse con sus viejos amigos. Fue a decir algo, tal vez a disculparse, pero se había corrido la voz de su llegada y todos sus compañeros estaban ahí para saludarla. Ninguno hizo preguntas, no hubo reproches. Solo importaba que estaba allí.
Poco a poco todos se fueron, dejando a Daphne de nuevo sola con Abbie y Elisabeth.
- Me gustan tus tatuajes- Dijo Liz. Ella se miró los pies, casi se había olvidado de que estaba descalza, de que las alas de Hermes descansaban en su tobillo, inmóviles de momento. Sonrió, volviendo a mirar a la pelirroja.
- Una no deja de ser una hija de Hermes del todo.- Le guiñó un ojo. Liz sonrió.
- ¡Tienes que contármelo todo! ¡No puedo creerme que seas hija del dios de los mensajes y no te dignases ni a escribir una carta! ¡Ni una postal! ¡Estoy indignada! - Siguió hablando, reprochando en broma a Daphne la ausencia de comunicación. Casi se sentía culpable por esos dos años desaparecida.- Si no fuera por papá, que me iba informando sobre ti...
- Bueno, yo también preguntaba por vosotros.- Sonrió, pícara- ¿De quién me había hablado? ¿Daniel? ¿Dorian?
Liz se puso tan roja como su pelo, arrastrándola hacia la cabaña de Hermes, lo que hizo sonreír a Daphne. Podía ser mayor que ella, pero sabía dónde tocar para que cambiase de actitud como si volviese a ser una adolescente hablando de su primer amor.
- ¡Calla! ¿acaso quieres que se entere todo el campamento? ¿Y cómo sabe papá eso?
- ¿De dónde crees que viene el refrán "los chismes vuelan"?
-Tsk. Da igual. Lo importante eres tú. ¡Hoy haremos una fiesta para celebrar tu vuelta!
Daphne sonrió, divertida, e intentó excusarse hablando del viaje que acababa de hacer y lo cansada que estaba. Pero Liz era demasiado tozuda como para hacerle cambiar de idea, y acabó cediendo. A la noche habría fiesta. Entró en la cabaña, buscando un lugar para dejar sus cosas cuando vio el móvil y la pestañita con los mensajes de Ian.
Suspiró.
- ¿Aún no pensaste qué decirle?- Se sorprendió al ver a Quirón en la cabaña. El centauro era bastante sigiloso cuando se lo proponía. Sacudió la cabeza- Siento que hayas tenido que abandonarlo, Daphne. Sé que significa mucho para ti.
- Estoy aquí por él. Para no ponerle en peligro.
- Lo sé. No toda tu vida está en el campamento.
Daphne asintió, observando la foto del joven en la pantalla del móvil. Suspiró.
- ¿Se te ocurre algo que decirle?
- ¿Una beca en un campamento, haciendo experimentos de física?- Daphne arqueó la ceja, aunque le parecía plausible. Marcó el botón de llamada y esperó pacientemente a que lo cogiera. Se puso en pie para buscar intimidad.- Daphne.- La llamó el centauro. La joven se giró.
- ¿Sí?
- Volverás a verle.
Ella sonrió, asintiendo, aunque pronto Ian cogió el teléfono y pareció olvidarse de las palabras del centauro.
No fue hasta que colgó que se preguntó si había sido una afirmación, o una esperanza.
Os estaréis preguntando por qué subo relato hoy. Bueno, aparte de querer darle más puntos a la cabaña de Hermes (¡Os robaremos la victoria y la cartera!), coincide que había usado a Daphne para un relato de mañana en el "Te robo una frase", en el que está contando a sus compañeros de cabaña cómo han sido sus años fuera del campamento... Y porque mencionaba a Liz, y para eso estaría bien que la conocierais, y no solo por los relatos que tiene Tiina en su blog y podéis leer aquí y aquí.
Así que, para que todo tenga lógica cronológicamente (mentira, porque voy a ir alternando presente y pasado en sus historias), he decidido subir hoy este.
¡Que lo disfruteis!
Eran las dos de la mañana cuando había dejado su casa, básicamente con lo puesto y un pequeño petate para emergencias. Y el sol estaba en su cénit cuando sus pies tocaron el suelo herbáceo que rodeaba al campamento. Daphne golpeó con los talones el suelo, y las alas de sus tobillos volvieron a convertirse en un tatuaje, casi parecían agradecidas del descanso que su portadora les ofrecía.
Inspiró hondo, antes de dar un paso, y trató de buscar las diferencias, algo que le advirtiese que tenía que volver. Pero el Campamento se mantenía igual, como si el tiempo no pasara por él. Aunque estaba segura de que así era. Entornó los ojos para ver la capa irisada que protegía el campamento, impidiendo que ni mortales ni monstruos pudieran entrar. Se preguntó qué pasaría si, ahora que había renegado del campamento, este le impidiera entrar. Podría dar la vuelta, volver a casa y ser feliz, vivir una vida normal.
Pero estaba allí, y era por algo. Podría decirse que no quería entrar, pero al menos tenía que. Avanzó, conteniendo la respiración hasta pasar el arco del campamento.
Y, de golpe, el campamento volvió a envolverla.
Los gritos de los campistas mientras competían atravesaron sus oídos, podía sentir el calor proveniente de la cabaña de hefesto, oler las flores de los hijos de Démeter y, a lo lejos, veía a alguno de sus hermanos intentando robar a sus compañeros de campamento. Una extraña sensación de añoranza la invadió. Claro que echaba de menos eso. Lo malo eran los monstruos.
Mientras continuaba bajando, distinguió a Abbie charlando cerca de su árbol. Estaba más pálida, aunque era difícil de ver en alguien con piel de árbol, y parecía haber perdido algunas de las agujas que a su vez hacían de pelo. Al verla, sonrió y saludó con la mano. La joven que estaba con ella se giró. Tenía el cabello rojo como el fuego y los ojos claros.
-¡Daphne! ¡Has venido!- Dijo, a medida que corría hacia ella.
Daphne sonrió, extendiendo los brazos para abrazarla. Al llegar, la joven la abrazó con tanta fuerza que creyó que se quedaba sin aire, aunque no pareció importarle. Rió, rodeándola con los brazos entre quejas.
- ¡Liz! ¡Me ahogas!
Liz rió, apartándose. Ahora que estaba en el campamento, no podía creerse que lo hubiera abandonado durante casi dos años. Era como si todo lo malo se hubiera desvanecido al reencontrarse con sus viejos amigos. Fue a decir algo, tal vez a disculparse, pero se había corrido la voz de su llegada y todos sus compañeros estaban ahí para saludarla. Ninguno hizo preguntas, no hubo reproches. Solo importaba que estaba allí.
Poco a poco todos se fueron, dejando a Daphne de nuevo sola con Abbie y Elisabeth.
- Me gustan tus tatuajes- Dijo Liz. Ella se miró los pies, casi se había olvidado de que estaba descalza, de que las alas de Hermes descansaban en su tobillo, inmóviles de momento. Sonrió, volviendo a mirar a la pelirroja.
- Una no deja de ser una hija de Hermes del todo.- Le guiñó un ojo. Liz sonrió.
- ¡Tienes que contármelo todo! ¡No puedo creerme que seas hija del dios de los mensajes y no te dignases ni a escribir una carta! ¡Ni una postal! ¡Estoy indignada! - Siguió hablando, reprochando en broma a Daphne la ausencia de comunicación. Casi se sentía culpable por esos dos años desaparecida.- Si no fuera por papá, que me iba informando sobre ti...
- Bueno, yo también preguntaba por vosotros.- Sonrió, pícara- ¿De quién me había hablado? ¿Daniel? ¿Dorian?
Liz se puso tan roja como su pelo, arrastrándola hacia la cabaña de Hermes, lo que hizo sonreír a Daphne. Podía ser mayor que ella, pero sabía dónde tocar para que cambiase de actitud como si volviese a ser una adolescente hablando de su primer amor.
- ¡Calla! ¿acaso quieres que se entere todo el campamento? ¿Y cómo sabe papá eso?
- ¿De dónde crees que viene el refrán "los chismes vuelan"?
-Tsk. Da igual. Lo importante eres tú. ¡Hoy haremos una fiesta para celebrar tu vuelta!
Daphne sonrió, divertida, e intentó excusarse hablando del viaje que acababa de hacer y lo cansada que estaba. Pero Liz era demasiado tozuda como para hacerle cambiar de idea, y acabó cediendo. A la noche habría fiesta. Entró en la cabaña, buscando un lugar para dejar sus cosas cuando vio el móvil y la pestañita con los mensajes de Ian.
Suspiró.
- ¿Aún no pensaste qué decirle?- Se sorprendió al ver a Quirón en la cabaña. El centauro era bastante sigiloso cuando se lo proponía. Sacudió la cabeza- Siento que hayas tenido que abandonarlo, Daphne. Sé que significa mucho para ti.
- Estoy aquí por él. Para no ponerle en peligro.
- Lo sé. No toda tu vida está en el campamento.
Daphne asintió, observando la foto del joven en la pantalla del móvil. Suspiró.
- ¿Se te ocurre algo que decirle?
- ¿Una beca en un campamento, haciendo experimentos de física?- Daphne arqueó la ceja, aunque le parecía plausible. Marcó el botón de llamada y esperó pacientemente a que lo cogiera. Se puso en pie para buscar intimidad.- Daphne.- La llamó el centauro. La joven se giró.
- ¿Sí?
- Volverás a verle.
Ella sonrió, asintiendo, aunque pronto Ian cogió el teléfono y pareció olvidarse de las palabras del centauro.
No fue hasta que colgó que se preguntó si había sido una afirmación, o una esperanza.
Me gusta que al final haya decidido volver, fue una decisión dura, pero seguro que la correcta.
ResponderEliminarEstoy deseando ver que aventuras la aguardan ;D
Un besoo
Lena
Quedan muchas aventuras de Daphne, pasadas y futuras. ¡Espero que te gusten!
Eliminar¡Un besín!
Me gusta mucho como escribes :) Tengo muchas ganas de saber como continua la historia así que seguiré leyendo :P
ResponderEliminar¡Besos!
¡Gracias! Me alegra que te guste :D
EliminarAinhs!!! que bonito!!! me encanta!!
ResponderEliminarme alegra que Daphne haya vuelto al campamento y que se haya juntado con Liz. A partir de ahora se pondrá interesante la cosa *0*
Qué ganas tengo!!!
Besos!!