Cuentame tu historia: Lienzo de Piel
¡Buenas tardes!
Ya, ya descansamos un poco de Daphne. Me ha costado, es un personaje con el que conecto con mucha facilidad, en parte me recuerda a ese "yo alternativo" que a veces quiero creer que soy...
Dejo de delirar, mejor. La cosa es que tenemos nuevo personaje en "cuéntame tu historia" y por supuesto me tocaba darle un final feliz, como a Marco. (¿Os he dicho ya que nunca voy a superar ese trauma? Pues nunca voy a superar ese trauma)
Nombre: Marianne
Físico: alta, delgada, pelo corto negro
Edad: 19 años
Unos finos trazos esbozan susilueta. El silencio reina en la sala a medida que el pincel roza el lienzo, primero a grandes trazos, y luego con todo el cuidado del que sus manos eran capaces.
En el centro de la sala, posando, está ella. La luz ilumina su cuerpo, resaltando sus hombros, la línea de su barbilla, haciendo que sus mejillas ardan todavía más. El ambiente hace que su piel pálida luzca como la de una estatua, como si su cuerpo se hubiera mantenido inerte durante todo ese tiempo, hasta que él pudiera capturar su belleza.
Si no fuera por el color de sus mejillas… Pero era lo que la hacía humana, y bella, y lo que daba vida a su cuadro.
Ante tanto escrutinio, la joven se remueve. Es como si se hubiera roto el hechizo, y la figura divina que estaba observando volviera a ser la estudiante que había accedido a posar para su desnudo a cambio de unos dólares. El artista bufa, aunque no puede evitar imaginarse en su lugar. Él tampoco habría estado cómodo con el modo en el que le estaba observando, intentando recordar todo detalle de su cuerpo antes de retratarla.
- Perdona… ¿Marlenne?
- Marianne- Bufa ella, alzando la cabeza. Su cabello azabache roza sus hombros cuando se gira indignada, como si fueran las finas hebras de un pincel y su cuerpo el lienzo.
Su cuerpo el lienzo. Sonríe, tiene una idea.
- Perdona Marianne, estaba admirándote…- Deja el pincel sobre la mesa, dirigiéndose al estante de las pinturas. Ella se inclina en el pedestal, intentando ver el retrato de su cuerpo, pero demasiado tímida como para ponerse en pie.- Vístete si quieres, voy a hacer una pausa.
Ella duda, pero pronto sus manos alcanzan la fina bata que está al lado del asiento, repentinamente pudorosa. Tira de los bordes pra abajo, se cierra la bata escondiendo sus pechos. Y al fin se levanta, caminando de puntillas sobre el suelo de mármol, hasta el caballete con su lienzo.
- No estás haciendo un descanso, está acabado- Dice, observando su figura. Era ella.- Dios, estoy hermosa.
- Eres hermosa.- recalca él, cogiendo un bote de pintura entre sus manos.- A veces uno no se da cuenta de su belleza, con tantas capas de superfialidad, de ropa de fábrica que nos ponemos encima.
La joven alza la cabeza, sorprendida por el cumplido. El sonrojo vuelve a cubrir sus mejillas, ese único toque de color en una piel por otro lado pálida.
- Gracias…
- Tienes una piel preciosa, ¿sabes?- Dice, aunque procura no aproximarse. El rostro de Marianne refleja que se siente agradecida por la falta de iniciativa. Cubierta solo por una fina bata de seda, se siente muy cohibida, lo último que quería era asustarla.- Lo siento, a veces los artistas vemos las cosas a través de un filtro. Todo se vuelve trabajo, y nada lo es.
- ¿Estudias filosofía o arte?- Bromea, algo más relajada. Sigue mirando de tanto en cuando el cuadro, como si no creyera que fuera ella- Entonces, al mirarme…
El sonrojo vuelve a cubrir sus mejillas.
- ¿Que si era trabajo?- Se aventura él, no dispuesto a dar una respuesta clara.
- Sí.- Sus pestañas caen sobre sus ojos con tal majestuosidad que no sabe si lo está haciendo a posta, tentándole. Se perdería admirando hasta el más mínimo detalle de ella.
- ¿Y qué quieres que responda?- Marianne al principio no sabe qué decir, cómo responderle, sus ojos se siembran en la duda mientras se miran. No sabe cuánto tiempo intercambian las miradas, como si el tiempo no pasara, como si ambos se hubieran vuelto estatuas, esperando ser retratados por otro artista, esperando al ojo adecuado para observarles, crítico, con mirada de artista.
- Con la verdad.- Acaba respondiendo.
- Entonces… Te lo diré- Susurra, aproximándose hacia ella.- Me encantaría poder disponer de tu piel a todas horas. Me encantaría pintar universos sobre ella, y los cuadros más hermosos. Y acariciala, sentir su suavidad. Me encantaría retratarte cuando te despiertas, cuando te duermes, cuando estás distraída mirando por la ventana, en todos esos momentos en los que te vuelves divina aunque no quieras verlo. Y no a cambio de cien dólares.
- ¿Van a ser mil?- Pregunta ella, risueña. Es como si su piel haya recuperado el color, y el brillo, como si en todo momento fuera la joven posando para ser retratada, como si solo pudiera ver lo bueno.
- Malvada.
- Marianne. A ver si te aprendes el nombre.- Le besa la mejilla, súbitamente tímida.- Espero que no te pienses que me has ganado con el cuadro, y con lo que has dicho… Mejor invítame a un café primero. Y me debes dinero.
Él sonríe, observando su igura mientras se dirige con timidez hacia el vestuario. Como si no acabara de verla desnuda.
- ¿No me libro de pagarte con las palabras bonitas que te he dicho?
- Casi, pero no.
Me ha encantado la escena❤ Algo que me encanta de tus relatos es que describes muy bien cada detalle y todo se puede imaginar perfectamente, pero sin que la lectura resulte pesada.
ResponderEliminar¡Un besote!
Jo, muchísimas gracias, Claudia. La verdad es que a veces cuesta, pero con comentarios como este, como para no intentarlo :D
EliminarMe alegra que te gustara.
¡Un besín!
Que curiosa pareja, una artista y una musa.
ResponderEliminarQuién fuera la inspiración de un pintor... menos mal que soñar es gratis ;D
Yo por ejemplo escribo casi todo en presente, es como un acto reflejo, me cuesta mucho ponerlo en pasado, un besooo
Lena
Jajaja es una forma de verlo.
EliminarSí, ojalça hubiera hombres así de verdad. Recuerdo haber visto algún caso en tumblr (qué raro) pero me parece que era todo mentira.
Yo en presente no suelo escribir, no me siento tan cómoda como en pasado, y solo roleo en presente jaja Supongo que son gustos.
¡Un besín!
Antes de que se me olvide, unas erratas que he encontrado: susilueta, bordes pra abajo, observando su igura...
ResponderEliminarLa historia me ha gustado mucho, ambos son unos pequeños picaruelos, jeje
Supongo que en ambos casos (en el del artista y en el de la modelo) debe ser difícil abstraerse y pensar que es sólo un trabajo... Al menos las primeras veces. Esperemos que el café vaya bien y acabe o en boda o algo... jeje :-P
Un besico!!
¡Gracias Ramón! es que estaba escribiendo sin corrector xD lo malo de escribir desde la tablet. Luego hago un repaso y lo miro.
EliminarMira que hablar de picardía tu, con el relato que has subido hoy... jajaja
Tiene que ser muy incómodo, yo no me lo imagino y me pongo de los nervios, aunque me pasó hasta cuando me sacaron fotos con ropa.
Ya veremos dónde acaba el café, jejeje
¡Un besín!
¡Me ha encantado!
ResponderEliminarDe hecho, estaba pensando que si "50 Sombras de Grey" se pareciese a esto, me lo compraría sin dudar. Y el lío de nombres ha sido divertido. Como siempre, añades un toque de humor que encaja a la perfección con la atmósfera de la historia.
¡Muchas gracias por tu historia, hermana! Espero que continúes escribiendo porque se te da de lujo.
Bss! <3
P.D.: Hay un par de erratas, en la primera línea y hacia el final... ;)
No se me da bien escribir cosas al estilo 50 sombras. Aún estoy adentrándome en la erótica y solo por si acaso tampoco lo veréis por aquí, que de vez en cuando les he hablado a mis padres de mi blog y tal vez debería empezar a mostrarles mis relatos.
EliminarLo del toque de humor es que me lo imagino también por la tensión, de esto que tienes que reírte para aliviar un poco el contexto. Me alegra que te gustara, hermana ;)
¡Un besín!
PD. Sí, lo de las erratas lo sé, me avisaron xD. Pero soy una vaga. A ver si ahora de verdad lo hago.