Robando a un ladrón ~Relato corto~
Tras mucho tiempo sin subir un relato, he decidido colgar este. Tal vez, si me seguís en twitter, hayáis visto que de vez en cuando posteaba algún parrafito suelto de él.
Esto, vamos |
Eso es porque una amiga (a la que por cierto, deberíais seguir porque escribe de fábula) me habló de notegraphy y me gustó, así que he hecho lo que ella, subir ahí frases sueltas de los relatos, y tal vez alguno que no me de la gana de subir aquí, aunque calculo que eso sería lo menos.
Este relato (que sí, tiene un final muy abierto, porque es una historia abierta) salió de un sueño y tras darle vueltas a la mañana supe exactamente hacia dónde encaminaría el sueño. Si sale una historia (que posiblemente salga) serán unos pocos relatos cortos, tampoco quiero complicarme demasiado la existencia, menos en época de exámenes.
Ah por cierto, es mi santo.
Robando a un ladrón
El túnel estaba alumbrado por una tenue luz anaranjada, que permitía vislumbrar unos pocos metros a su alrededor. Sin embargo, la joven intentó que la ausencia de luz no la preocupara. Sabía el camino, sobre todo tras haberlo estudiado durante varias semanas, a una distancia prudencial y siempre cubierta por las sombras.
Llevó las manos con seguridad a una gruesa puerta de madera que se encontraba a varios metros de la entrada principal, sin permitir por tanto que la luz de su antorcha se viera a lo lejos. Con un movimiento hábil de su mano, el picaporte cedió y se abrió sin levantar el más mínimo sonido. La joven sonrió, orgullosa de sí misma, pero no se dio tregua y siguió avanzando.
Aún quedaba mucho por hacer.
Llevaba meses observando la sala, aunque nunca habia podido adentrarse del todo, si sabía lo quetenía que buscar, había visto a los jóvenes mover una de las antorchas de la pared, y luego la pared se elevaba entre medias, mostrando la entrada al almacén.
Ella imitó sus pasos, paciente, sabiendolo que tenía que hacer a cada movimiento. Giró con precisión el candelabro que sostenía la antorcha y se detuvo, observando la pared alzarse con facilidad, sin hacer ruido. Se veían los raíles engrasados desde su posición, por lo que no se sorprendió por la ausencia de sonido.
Fue a avanzar para cruzar, como había visto a todos hacer durante meses. Ahí era cuando solía tener que escabullirse, no quería ser delatadara cundo giraran la vista y vieran a una joven encapuchada observando desde el marco de la puerta.
Tal vez por eso nunca les había visto esquivar el fino hilo plateado que estaba frente a la puerta.
Tal vez por eso lo tensó con su cuerpo, incapaz de percibir su destello hasta que era demasiado tarde.
Escuchó el restellante sonido de ballestas descargándose y con un ágil movimiento esquivó la tanda de flechas que se dirigían hacia ella. Sentía todo su cuerpo tenso y el corazón le latía con tanta fuerza que no escucó la siguiente carga y una de las flechas atravesó la piel de su brazo. Siseó, apretándose los labios, la herida no era muy profunda pero ardía y podía sentir la sangre pegarse a la tela de su camista.
No le costó percibir que ahora la habitación se estaba quedando a oscuras, y observó horrorizada que el mecanismo de defensa incluía un rápido descenso que acabaría por encerrarla ahí dentro.
Intentó no alarmarse, aunque veía el rápido descenso de la columna de piedra con visible horror. Ante la idea de quedarse sin hacer nada o acelerar el proceso de encierro, la joven golpeó aquella manivela con todas sus fuerzas, desencajándola.
La sombra se detuvo, a medio metro del suelo. No era mucho, pero al menos era lo suficiente como para escabullirse por ahí dado el momento.
Aliviada, la joven siguió caminando, ahora sin bajar la guardia a cualquier posible desnivel en el suelo, o nuevas hebras plateadas que le mostraran una trampa.
Y, al mismo tiempo, buscando su objetio.
La sala era larga y estaba repleta de joyas, armas y otro tipo de objetos, pero ninguno parecía satisfacer la joven, que apenas se detenía a obervar alrededor antes de seguir caminando.
Había llegado a uno de los extremos de la primera sala (pues, para su sorpresa y decepción, aquel sitio contaba con más de una habitación, todas ellas cubiertas de objetos)cuando escuchó pasos en la puerta. Giró la vista y se agachó justo a tiempo para esquivar un fogonazo de luz.
- No vale de nada esconderse, no hay más salidas que esta entrada, y está dada la alarma. No tinenes escapatoria.
Ella maldijo, todavía agazapada y sin dejar escapar un solo sonido de sus labios. Más adelante se daría cuenta que hasta habia dejado de respirar.
Comenzó un extrño juego de busqueda en la que el chico se distribuía por todo el salón y alumbraba con su potente luz en los rincones más recónditos, para encontrar a la jove, quien hacía todo lo posible por pasar desapercibida aún así.
- No debiste adentrarte siquiera.- Susurró a las sombras.- Es una zona peligrosa, hay demonios aquí dentro. Podrías haber acabaso herida.
La joven ni siquiera llegó a preguntarse qué le llevaba a saber que había sido una mujer la que había entrado y no un hombre. Se quedó en silencio, agazapada, buscando aún así el motivo de su entrada.
Aún no había perdido la esperanza de encontrarlo.
Sin embargo los pasos segúian acercándose y ella no tenía a dónde avanzar. Además, solo era cuestión de tiempo que encontrara las gotas de sangre y el rastro del suelo acabara llevándole a ella.
No podía seguir oculta.
Se puso en pie, todavía sujetándose el brazo, y miró al joven. No llegaba a la treintena por un par de años, y por su extraña forma de actuar, no debía considerarla una amenaza. No llevaba encima más que aquella lámpara que ahora apuntaba directamente en su dirección, con tanta potencia que tuvo que cerrar los ojos para evitar que le llorasen. Era una luz blanca muy intensa.
- Al fin decides se sensata y dejarte ver.
Ella no dijo naada, únicamente apretnadose la herida del brazo y mirando con gesto impasivo al joven. Tuvo que alzar la vista cuando ya estuvo a pocos pasos de ella.
- ¿No vas a decir nada?- Preguntó, inclinando la cabeza con gesto decepcionado.- ¿Ni vas a darme un motivo? Creí que tendrías algún as bajo la manga.
Ella siguió mirádole sin parpadear. Al final, el joven suspiró.
- Bueno, supongo que esa clase de revelaciones sólo ocurren en los cuentos.
- Lo están buscando.- Susurró, dejando que las palabras se deslizaran por la oscuridad hacia la salida.
- ¿Que?- Ella sonrió un momento, ¿acaso había escuchado un toque asustado en su voz?
- No pensaríais que se lo íbais a quitar de manera definitiva, ¿verdad?- Susurró ella, dirigiendo un brazo a su esalda y sacando un cilindro de no más de 10 centímetros de largo, que lanzó hacia una pared. El joven siguió la trayectoria de aquel objeto con temor, y alarma, intentó abalanzarse sobre el objeto pero la chica se lo impidió, tirando de él al suelo con fuerza.
Al tiempo que ambos cuerpos chocaban contra la superficie lisa, una explosión a su espalda losdeslizó varios metros por el suelo, haciendo que ambos se quedaran quietos varios minutos, mientras el calor del fuego iba aumentando en la sala.
La joven se incorporó con rapidez, miró con preocupación en sus ojos al joven que estaba inconsciente a su lado, y al sentir su respiración corrió a levantarse y escabullirse por la brecha que había en la pared.
Sin embargo, al salir comprobó horrorizada que estaba en medio de un campo de batalla.
Me ha encantado el relato. Tengo que buscarte en twitter
ResponderEliminarBesos
¡Gracias! Me alegra mucho tener comentarios jajaja.
EliminarMi twitter es @GemAysh, pero ten cuidado, desvarío demasiado en él jaja.
Un besín :)
Gema